Las alpacas migran a Palencia

La granja, ubicada en la localidad palentina de Revilla de Pomar, cuenta con 36 animales que se han aclimatado sin problema a los duros inviernos y la altitud de la zona

David Herrero (Ical)
18/01/2020
 Actualizado a 18/01/2020
Óscar Alonso en su granja de Alpacas en Revilla de Pomar (Palencia). | ICAL
Óscar Alonso en su granja de Alpacas en Revilla de Pomar (Palencia). | ICAL
Ovejas, vacas y cabras pueblan la mayor parte de las granjas de la comunidad, pero en la localidad palentina de Revilla de Pomar se suma otra especie más, las alpacas. Originarias de Perú, Bolivia y Chile, estos animales se encuentran repartidos por todo el mundo y Palencia no podía ser menos.

El dueño de la granja, Óscar Alonso, explica a la Agencia Ical que desde pequeño tuvo un gran cariño a los animales, hasta un punto en el que pensó en instalar una comunidad de renos para comercializar la carne, al igual que se hace en Europa, pero desestimó la idea. Finalmente, sobre el año 2013, aclara que visionó un reportaje en la televisión sobre personas que buscaban alternativas en el campo en el que salió una granja de alpacas. La idea le gustó, por lo que, al cabo de uno meses, se decidió por los animales.

Detalla que los primeros ejemplares llegaron en 2014 desde la Bretaña francesa, Cantabria y París. Actualmente hay 36 animales, una cifra que ha variado debido al nacimiento y la muerte de algunos de ellos, y es que "el año anterior fue malo, con la muerte de ocho ejemplares debido a una bacteria propia de las alpacas". Asegura que "si todo hubiera ido bien podrían tener en estos momentos 60 animales", aun así, apunta que ha vendido alguno de ellos en este año.

Debido a las leyendas, el dueño de la granja asegura que las alpacas "no escupen gratuitamente, solo en algunos casos en los que se enfadan o tocan a sus crías", aunque destaca que "no siempre ocurre, todo depende de cada hembra".

Un celo diferente

Los cuidados son muy parecidos a los de otro animal, con dos épocas de vacunación al año, para protegerlas de enfermedades comunes a las vacas o las ovejas. No obstante, el seguimiento es diferente, al "no estar destinadas al consumo de carne, debido a su aspecto residual", dado que, en Castilla y León, es el único lugar con animales en cantidad.

En la granja, los machos están separados todo el año, salvo en los momentos en los que van a criar. Esta separación se debe a que "las hembras no tienen celo, por lo que los machos pueden estar continuamente montándolas". "Las alpacas funcionan de diferente forma que otras especies, dado que las hembras están dispuestas a tener crías en cualquier momento", asegura Alonso.El funcionamiento responde al llamado "celo inducido", es decir, el macho es "el primero en cubrir a la hembra, la cual suelta el óvulo en el momento en el que detecta el esperma. Esa es la razón por la que pueden ser preñadas en cualquier época del año", con una gestación que ronda los 11 meses y 20 días, añade.Aun así, tras el parto, las madres "se preocupan de las crías constantemente y no se separan de ellas". Este punto llega hasta unos límites en los que "hay que destetar a las crías porque si no se tirarían uno o dos años mamando", asevera, quien traslada que "en el momento en el que nace la siguiente cría, la hembra aparta a la anterior".Uso de la lanaAlonso detalla que la lana de alpaca es la segunda más cotizada del mundo, donde los precios por kilogramo recién esquilado ascienden a los 70 euros, el cual puede superar los 250 euros una vez transformado. En ese sentido, reconoce que "tal vez no es la mejor opción, ya que el negocio de la lana está muy verde en España, razón por la que no han vendido nada y solo almacenan". Por ello, traslada que han mantenido contactos con una artesana de la lana para poder dar salida a la materia.Además, el dueño de la granja apunta que ha encontrado personas que transformarían la lana, pero sería necesario enviarla limpia y lavada. Esos dos aspectos son un impedimento, ya que toda la suciedad y las hierbas puede conllevar hasta 60 horas de trabajo a mano por cada kilogramo. Esta situación les ha obligado a buscar máquinas para poder hacer ese proceso de forma mecánica y así jugar la baza de una lana especial y de más valor que la ordinaria.Por su parte, la calidad de la lana de alpaca se mide en micras, por lo que, en materia comparativa, un pelo humano puede tener en torno a 70 u 80 micras, a la contra de una alpaca, la cual puede llegar a una media de 18 o 19, recién nacida, aunque, de manera excepcional, hay casos de 14 y 15 micras.No obstante, Alonso afirma que "la calidad del pelo empeora con el tiempo hasta llegar a un máximo, donde los topes suelen rondar las 30 micras". De esta forma, "cuanto más fino sea el pelo mayor calidad habrá, es decir una micra inferior". Puntualiza que la calidad es uno de los motivos por los que "está tan valorado este tipo de pelo, aunque, esa finura provoca que sea hueco y contenga cámaras de aire que protegen del frío y del calor".Entre otras de las ventajas destaca el carácter hipoalergénico, porque "la alergia de la lana no es debida al material, sino los ácaros que se pegan a ella", relata. Tal es así que, "toda la fibra de estos animales tiene un núcleo, que es recto, donde una serie de escamas están pegadas al tronco del pelo, mientras que en el resto de animales dichas escamas están abiertas, lugar por el que se adentran los ácaros", explica.

Climatología palentina


Respecto a las condiciones climáticas, Óscar Alonso subraya que se han adaptado al clima del norte de la provincia de Palencia "sin ningún problema", ya que este tipo de animal, originario de Perú, Bolivia y Chile, está presente en todo el mundo, incluso en países como Australia y Nueva Zelanda, al ser los lugares donde mayor número de ejemplares viven.

Por ello, las alpacas se han adaptado perfectamente a la meteorología castellana porque la zona de Revilla de Pomar "no deja de ser el altiplano, sin las alturas de Sudamérica, pero con cifras cercanas a los 1.050 metros de la zona palentina". Además, los inviernos son largos y fríos, a la contra de los veranos muy cortos, por lo que son diferencias muy radicales, características que conjugan con los climas extremos que soporta este tipo de animal, apostilla.
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