05/10/2022
 Actualizado a 05/10/2022
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Es proverbial el desconcierto del mundo político de una parte acá. Mucho tiene que ver la guerra de Ucrania, que ha suscitado recelos en el seno de la UE. Reproches por los diferentes grados de implicación entre socios. Un obstáculo en España es que, medio gobierno es rusófilo y el otro, el que envía armamento para matar rusos.

Se pensaba que el conflicto iba a ser de corta duración, pero la cosa se va alargando y no sabemos, ni cuándo ni cómo acabará. Ni lo que nos costarán los destrozos que va dejando Rusia.

En el plano interno, hablando de dinero, el ambiente también está enrarecido por la cuestión impositiva. Ya no se puede ocultar el desencuentro entre estos dos gobiernos divergentes. Sabiendo la afición de Sánchez por el cine, entenderá si le digo: «Durmiendo con su enemigo». Otro presidente con algo de dignidad y compromiso con España, ya habría roto con el antigobierno comunista que le hace labor de zapa.

La última fechoría financiera ha sido forzar a su jefe para gravar a «los ricos». Las grandes empresas tienen accionistas, no necesariamente ricos, que se van a ver seriamente perjudicados. El gasto repercutirá en los precios. Se desincentivará a muchas empresas para instalarse en España. Y los capitales emigrarán a paraísos fiscales. No es nada nuevo. ¿Dónde, si no, está el dinero robado por los Puyoles? ¿Dónde lo han guardado Griñán y Chaves? El afán recaudatorio del gobierno que arruina los sectores fundamentales de la economía, pone de manifiesto su mala fe y su debilidad.

Fue Ayuso quien condicionó la cuestión impositiva en su comunidad: bajar en la mayor medida posible, los impuestos de Madrid. Otro tanto hizo Juanma Moreno y Andalucía está entre las que menores cargas soporta.

Como suele suceder, una vez abierta la brecha, otros quisieron colarse, abandonandon la política del Sánchez: Page, Vara, Espadas... Pero el más indigno ha sido el Chimo o Ximo Puig, que quemado por el caso Oltra quiere ganar la opinión pública de Valencia. Realmente, se ha retratado como un tramposo y oportunista que por defender a la encubridora de los abusos sexuales, le asesta la puñalada trapera a Sánchez y le deja solo y confuso. Su única ilusión del presidente es si su película le devolverá la credibilidad (si es que alguna vez la tuvo).

Quizá, no por casualidad, la vocación de Antonio por el cine, la comparte con la de Franco, que también hizo su película: ‘Franco, ese hombre’, de Sáenz de Heredia. No te extrañes cuando veas a Sánchez Superstar ir por la alfombra roja camino de los Goya.
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