La voz leonesa de un fenómeno sociológico

María Salerno se hizo muy popular en la primera mitad de la década de los setenta gracias a la radionovela ‘Simplemente María’

Mercedes G. Rojo
18/05/2021
 Actualizado a 18/05/2021
Los fascículos se coleccionaban y se encuadernaban.
Los fascículos se coleccionaban y se encuadernaban.
«Me siento muy cómoda en radio, no sé si porque comencé ahí o porque me gusta (...) no tiene la misma proyección, porque sólo es la voz, pero es muy interesante y enseña mucho».  (María Salerno. Actriz)

Dice el refrán que «de aquellos polvos vienen estos lodos», y en materia artística, no son nuevos  ni más fáciles los caminos que ahora mismo transitan nuestras mujeres, muchas de ellas –como las de entonces– emigradas a otras tierras donde se les ofrecen más oportunidades para desarrollar una vida profesional ligada a sus propios sueños.

Volvemos una vez más la vista atrás, para seguir la pista de una de esas jóvenes que –en su caso siguiendo la estela de sus padres que buscaron en otras tierras una vida mejor –, construyó su futuro lejos del lugar que la vio nacer y que tuteló sus primeros años de vida.  Hablaremos de María Salerno, o Marta Monterrey que de ambas maneras se la conoció en el mundo de la radio, el cine, la televisión... Natural de Colle (en el municipio de Boñar, donde nacería un 14 de febrero de 1948), sus padres acabarían trasladándose a Palencia.  Fue allí, en un colegio de monjas, donde estudió hasta acabar el bachillerato, donde tuvo sus primeros contactos con el mundo del teatro, con la interpretación, pero también con la canción y el baile «pero lo que nunca imaginé es que iba a llegar a ser actriz», cuenta en una entrevista que a finales de los setenta le hiciera José Mª Íñigo para su programa ‘Fantástico’. Después vendrían dos años de enfermería, reconociendo que lo que de verdad le hubiera gustado hubiera sido convertirse en médico, una aspiración que vio frustrada por su llegada a Madrid y por la pérdida de contacto con el mundo que hasta entonces la había arropado y que dieron lugar a un cambio de orientación en su vida. Y aunque a la hora de echar la vista atrás cuenta con más momentos buenos que malos en su vida reconoce a veces cierta «frustración» por no haber intentado dedicarse a la Medicina. Con pequeños grandes momentos en su carrera, el recorrido de María Salerno no fue sin embargo un recorrido fácil. Considerada por algunos medios como «la chica del eterno porvenir», comenzó su carrera artística como Marta Monterrey, en papeles relacionados del spaguetti-western, en coproducciones italo-españolas. Eran finales de los 60, principios de los 70.  Luego llegaría su trabajo quizá más importante, el de protagonista de la radionovela ‘Simplemente María’, todo un fenómeno sociológico para la época que llegaba a España precedido de su éxito en Argentina, de donde era la autora de la obra. En nuestro país fue la apuesta de un conjunto de emisoras radiofónicas (CAR, CES y REM) para hacerle frente a una Cadena SER que llegaba pisando fuerte. Y lo consiguieron pues lograron quedarse con la mayor audiencia de la franja horaria. Se emitió desde 1971 con un total de 501 capítulos que en el año 1972 se verían complementados por la edición de la correspondiente fotonovela, de fascículos semanales, protagonizada también por María. Dicha publicación, unido a su aterrizaje televisivo, le pondría cara por fin a una voz que ya formaba parte del imaginario  de un gran número de radioyentes españoles. Sus primeras incursiones en  televisión le llegaron de la mano del programa Galas del sábado, con algún papelito como figurante, pero no fue hasta que en 1972 Chicho Ibáñez Serrador la seleccionará entre las primeras seis  azafatas para el  ‘Un, dos, tres… responda otra vez’, que tanta fama alcanzara y donde se mantendría unos meses, que su rostro comenzó a hacerse popular.  Su presencia en el programa le dio la popularidad suficiente trabajar como presentadora en otros programas de Valerio Lazarov o José Luis Uribarri, como ‘Señoras y Señores’ (1974), ‘Aplauso’ (1978), …, alternándolo con algunas películas. Fue precisamente a mediados de los setenta cuando cambia su nombre artístico de Marta Monterrey, con el que hasta entonces se la había conocido, por el de María Salerno. Pero la situación en el cine español evoluciona hacia el conocido como «cine de destape», y así, en la entrevista mencionada, no le duelen prendas a la hora de reconocer que en los últimos años solo le llegan ofertas de poco y mal cine, que la llevan a refugiarse nuevamente en la radio, con una nueva radionovela (también argentina), en la que se siente muy a gusto trabajando, y que desembocará en la edición de otra fotonovela y, en esta ocasión, en el mundo de la interpretación musical. En 1985, cansada de esperar esa oportunidad que no terminaba de llegarle, se retiró del mundo interpretativo para montar dos peluquerías en una importante zona de Madrid, que le permitieran afrontar de manera más estable el sueño de formar una familia al que nunca había renunciado.

Desde ese momento, se pierde su rastro. Quedémonos con la más profunda de sus huellas dejada en estos caminos artísticos,  la de su aportación a lo que en su momento fue todo un fenómeno de masas, la voz de María, en una radionovela que sin duda cerró el ciclo de toda una etapa radiofónica en España.  
Lo más leído