"La voz define hacia dónde vamos en cada momento"

Magnolia, cuarteto de jazz vocal, presenta este viernes en un concierto en el Teatro El Albéitar los temas de su primer álbum de estudio

Emilio L. Castellanos
12/12/2019
 Actualizado a 13/12/2019
Los componentes del cuarteto Magnolia, que este viernes actúan en el Teatro El Albéitar. |  L.N.C.
Los componentes del cuarteto Magnolia, que este viernes actúan en el Teatro El Albéitar. | L.N.C.
Myriam Swanson fue una de las grandes estrellas de ‘Taboo’, un show burlesque de la sala Apolo de Barcelona que se alargó durante dos años, entre 2009 y 2011, y que estrechaba diferentes contenidos musicales. La condición camaleónica de esta cantante barcelonesa, que le ha permitido abrazar registros de blues, rock and roll, R&B y jazz, se manifestaba continuamente a lo largo de un espectáculo que dejó honda huella y acabó rotulándola dentro del panorama musical catalán. Fue en 2012, consciente de su capacidad para explorar el espectro sonoro y extraer todas sus posibilidades, cuando decidió parcelarse y, por ello, dar impulso a diferentes proyectos personales (con su grupo de rock Flamingo Tours estuvo en el Freakland ponferradino), entre ellos Magnolia, un cuarteto de jazz y voz que aún hoy mantiene intacta su vigencia, se surte de un estilo propio y disfruta de un repertorio mayoritariamente original. El director cinematográfico Antonio Chavarrías, cuando se embarcó en el rodaje de su última película, ‘El elegido’ (2016), reclamó el concurso de Magnolia y, además de situar al grupo frente a la cámara, una porción de su música se escucha durante la proyección. Precisamente, las dos canciones seleccionadas para la ocasión constituyeron el embrión del ejercicio compositivo de una banda que, aun sin disimular sus influencias («cuarteto de jazz que no disimula su amor por el blues y que posee también cierta sofisticación urbana», define Myriam al grupo), ha dado contenido a un repertorio que alterna el estándar con música nacida en su seno.

Se confiesa, haga lo que haga, cantante de blues, de vocación abierta y permeable a toda la tradición musical americana popular.Magnolia le ha supuesto todo un reto en el contexto de su trayectoria y también una aventura. Amparada por músicos de indiscutible carácter creativo como Francesc Capella (piano), Paco Weht (bajo) y Xavi Hinojosa (batería), la voz de Myriam Swanson oficia como un instrumento más a lo largo de sus conciertos, como el que este viernes (21 horas; entrada gratuita con invitación), viernes, ofrecerá en El Albéitar y durante el que presentará su primer disco de estudio (anteriormente había grabado el grupo un directo en el Jamboree barcelonés), ‘This Joint’s Too Hip For Me’.

Magnolia no disimula su carácter transgresor en las letras de sus canciones, que huyen de cualquier tópico al uso y de las que se ausenta el aroma ‘eau de cologne’, lo que consolida definitivamente un argumentario musical de matiz propio. «Aunque somos un grupo bastante acústico donde los músicos hacen sentir su huella, la voz define mucho hacia donde vamos en cada momento. Creo que el grupo ha ido labrándose su propia personalidad. Ojalá se pudiera hablar de sonido Magnolia. Para mí sería maravilloso. Vamos a ver qué pasa en el futuro pero seguro que todo será bueno. Estamos muy conectados».

El local de ensayos ejerce como laboratorio y es allí donde se cuece todo el tinglado de Magnolia. «Me gusta mucho la cosa del local, la cosa de quedar, de crear, de confiar en la capacidad de cada uno, de ir construyendo entre los cuatro… El jazz es un lenguaje muy dinámico que llama mucho a la improvisación, es un disfrute». La cantante barcelonesa es una auténtica cascada de emociones y en Magnolia las vierte sin descanso. «Más que líder soy instigadora. El liderazgo se ejerce para mover ideas».

Myriam Swanson se guía por dos premisas: que el jazz es música de baile y que la música se enriquece con la relación con el público. Por eso, siempre procura que las actuaciones de Magnolia adquieran dimensión de show, de fiesta, «que siempre haya mucho cachondeo». Son férreos los lazos que sostiene con el público. «Hay una parte emocional que nace precisamente de la interacción artista-público. Esta es una música que viene del entertainment y que sirve para ahogar todas las penas. Al fin y al cabo, la música lo que hace es hermanar, dar calidad de vida y llenar el espíritu. Sin romper la magia del concierto, me gusta durante el mismo hablar con la gente, conocerla, establecer una relación bonita… Soy una cantante que básicamente hace shows. Más que concertista, soy performer. Una actuación es un tren donde hay un poco de todo en sus vagones. Todos los cantantes tenemos un punto de actores. Siempre acabas devolviendo al público la energía y la atención que te proporciona». Como compositora se muestra más contemplativa e introspectiva en oposición a su labor como cantante, mucho más vigorosa. «Son energías diferentes pero se llevan muy bien».

«Yo le veo futuro a todo», asegura rotunda la cantante de Magnolia a propósito de la realidad de la música en general y del grupo en particular. «Si haces algo te lo tienes que creer a muerte. Me encanta la música, toda la música. La música es el lenguaje simbólico más maravilloso que hay. Te conecta con la naturaleza, con el misterio de la vida...».
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