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La voz de la mujer

07/03/2021
 Actualizado a 07/03/2021
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Ocho de marzo de 1875, Nueva York. Cientos de mujeres trabajadoras de una fábrica textil se lanzaron a las calles a protestar por sus bajos salarios –menos de la mitad de lo que cobraban los hombres–. Ese día 120 mujeres resultaron asesinadas, que no muertas, a manos de la policía neoyorkina. Estos altercados dieron lugar al primer sindicato femenino. 35 años después, en la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas de Estados Unidos, se estableció el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer Trabajadora, aunque no fue hasta 1975 cuando la ONU oficializó la fecha.

Estas neoyorkinas no fueron las primeras en luchar por los derechos de las mujeres. En 1791, Olympe de Gouges denunció la ausencia de la mujer en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano y publicó la Declaración de los Derechos de la Mujer y de la Ciudadana, en la que reivindicó la liberación de la mujer y la equiparación jurídica. Un año después, la autora Mary Wollstonecraft escribió Vindicación de los derechos de la mujer, en la que reclamó la igualdad de derechos.

A ellas podemos sumarles las 146 mujeres que murieron en un incendio en una fábrica textil el 25 de marzo de 1911 porque los propietarios tenían bloqueadas las salidas, a las sufragistas –la película Suffragette de Sarah Gavron hace un magnífico retrato de estos hechos históricos ambientados en la Inglaterra de inicios del siglo XX– y a todas las personas que han contribuido, contribuyen y contribuirán a la lucha feminista.

Mañana será un 8M diferente y nuestras voces no ensordecerán las ciudades, pero eso no impide que sigamos reivindicando derechos y denunciando injusticias al igual que hacemos el resto de días del año. Actualmente, es irresponsable salir a las calles y cualquier concentración supone un peligro para la salud pública, pero que en algunas comunidades autónomas hayan prohibido específicamente esta manifestación –tras permitir y promover otras muchas– solo demuestra lo necesario que es el feminismo. No será en las calles, pero seguiremos luchando por nosotras y gritando por las que no tienen voz. Porque fueron, somos y porque somos, serán.
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