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La voz de la aceptación

29/11/2019
 Actualizado a 29/11/2019
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Que León es una ciudad alegre, festiva, sonriente, acomodaticia como la nieve en los altozanos aunque ahora no tanto dada la decadencia amenazante o consumada que la invade nadie lo cuestiona. No obstante hay días nacidos para la distensión, el gozo, el divertimento o la evocación feliz. Así fue este sábado 23 abrazado por noviembre.

El alegrón primero nos lo ha proporcionado el Club Ritmo, uno de los mejores de España, dirigido con gran sabiduría y pasión por Ruth Fernández Menéndez, también directora del CAR leonés, continuando los pasos paternos, pues de casta le viene al galgo, club de gimnasia rítmica al cual tanto debe la gimnasta europea y mundial Carolina Rodríguez como éste a la misma y quien dice gimnasia dice nosotros, pues cuánto sonó gracias a ambos León en certámenes nacionales y mundiales. Dicho alegrón llegó cuando la tarde estaba a punto de cerrar las puertas y bajar las persianas desde Almussafes, Valencia, pequeña villa levantina que alberga la potente fábrica de coches Ford, que cuánto bien nos haría a los leoneses tenerla aquí. Pero bueno no hemos tenido esa suerte, o dicho más popularmente, no nos ha caído esa breva, ni esa ni otras muchas que nos sacarían a flote el desvalimiento. Lo malo es que no hemos tenido esa fortuna ni la tendremos mañana ni nunca tal como se hallan las cosas en el solar provincial.

En fin, retomo el alegrón del Gimnasio Ritmo con su poderío al alza al obtener la III Liga Iberdrola de Clubes por tercera vez, desde que se inició, consecutivamente, por lo tanto. ¡Emocionante!, ¡Emocionante! En la tarde fría.

A continuación se produjo el otro alegrón. Vamos que casi se amontonan, apilan, mejor, imbrican. El mismo atravesó el Bernesga. El equipo de balonmano húngaro, vs Balatonfüredi KSE compitiendo con el Ademar por la copa EHF se vino abajo por siete goles. Casi nada. Gozoso partido. Emocionante. Levantó al público en múltiples ocasiones de su asiento y sonaron bombos, cantos y trompetillas, hasta los árbitros solicitaron que no soplasen un silbato que sonaba parecido al suyo pudiendo generar lamentable confusión.

Pero llegaría el martes y no sé si es que imperó el sustancioso dicho ‘En martes ni te cases ni te embarques’ que la alegría se esfumó. Nuestro contrincante era el Barcelona, el equipo mejor pagado con mucho de España, y entre los europeos ídem o muy parecido a bastantes, por eso coge lo mejorcito que hay en el mercado. Eso sí, ya quisiera tener para sí la afición entregada ademarista. Eso no se compra con dinero. Nosotros nunca perdimos la esperanza hasta que el luminoso dio por finalizado el choque con el resultado 28-35, claro que hay quien dice que perder con el Barcelona estos años en los cuales hace tiempo abandonaron el parquet el Porland San Antonio y el Ciudad Real desembocante en el Atlético de Madrid, también finiquitado, por menos de diez es un éxito. Por eso la dictadura azulgrana campa a sus anchas en la Asobal, competición a la que aún resta un largo recorrido, siendo nosotros, la familia ademarista, inclusive, en la actualidad los segundos. Mas no les sucede lo mismo al Barça Lassa con los rivales de la ‘Champions’ donde ha ganado algunas ocasiones pero ha perdido otras muchas. En cualquier caso no estaría mal mencionar aquí que hace dos temporadas el Ademar perdió con él en casa propia y ajena por tan solo un gol.

Hay esperanza: los hombres de Manolo Cadenas y el mismo técnico nacido en Valdevimbre nos ofrecerán aún mucho. No importa los de Xavi Pascual. También existen numerosos testimonios personales que decididos, firmes han infringido el frío para escuchar la voz de la aceptación. Loado sea el Abanca Ademar.
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