La Villa se pone poética

Boca de Huérgano acogió el pasado sábado la entrega de premios de su prestigioso Certamen de Poesía, del que, en esta su ya décimo octava edición, resultaron ganadores Antonio Casasola y Antonio Esteban en una cita que ya es un clásico del verano cultural en la provincia leonesa

D. Rubio
06/08/2019
 Actualizado a 17/09/2019
Un momento de la entrega de premios, a la que asistieron diferentes autoridades de la comarca. | D.R.
Un momento de la entrega de premios, a la que asistieron diferentes autoridades de la comarca. | D.R.
La Villa, como se le conoce popularmente a Boca de Huérgano en todo su contorno, sigue apostando por la poesía. Son ya 18 los años que se ha celebrado lo que nació como un humilde certamen poético y hoy se ha convertido ya no sólo en una cita imprescindible dentro de lo que se podría denominar como el verano cultural leonés, sino que además destaca ya como uno de los certámenes poéticos más nombrados a nivel nacional. Buena prueba de ello es la procedencia de los trabajos que se presentan a concurso cada año, y que en esta edición superaron los 160, y que llegan desde todos los rincones del país. Precisamente por eso, por la calidad y por la cantidad de trabajos que se presentaron a esta décimo octava edición del concurso, que cuenta con la colaboración del Instituto Leonés de Cultura de la Diputación Provincial, los miembros del jurado tuvieron un arduo trabajo para elegir a los ganadores, que finalmente fueron el sacerdote malagueño Antonio Casasola, por la obra ‘Memoria y esperanza’, presentada bajo el pseudónimo ‘El río que sueña’, ganador del primer premio (dotado con 800 euros) y como segundo premio (dotado con 500 euros) el poeta de Cacabelos Antonio-Esteban González Alonso por ‘Todo ya sin ti’, poema presentado bajo el pseudónimo ‘Cecilio Acebo del Valle’.

El jurado estuvo compuesto por el escritor de Prioro Ramón Gutiérrez Álvarez, David Fernández Villarroel, MaríaFernández Álvarez y por Aurelio Rodríguez Puerta, que también actuó como secretario. Este jurado que eligió como ganadores los dos mencionados poemas (que se pueden leer en estas páginas) decidió dejar desierta la categoría de poesía temática local.

El berciano Antonio Esteban González ha conseguido ya un total de 54 premios de poesía en toda España Precisamente algunos miembros del jurado acudieron el pasado sábado a la entrega de premios, convertida en un recital en el que participaron los dos poetas ganadores y que contó con la presencia de diferentes autoridades de la comarca, entre otros el alcalde de Boca de Huérgano, Tomás de la Sierra y el alcalde de Crémenes, Ángel Alonso, además de algunos responsables políticos de la cercana provincia de Palencia, así como el concejal de Podemos en el Ayuntamiento de León Nicanor Pastrana.

Saturnino Alonso Requejo fue el encargado de conducir el acto celebrado en la tarde del sábado en elpropio Ayuntamiento de Boca de Huérgano, en el que se repartieron pastas y se entregó una rosa a todas las mujeres que asistieron al evento, y el encargado de poner el cierre musical fue Fran Alegre. Durante el acto se leyeron los poemas ganadores por parte de los autores.

Antonio Casasola, el ganador de esta edición, leyó ‘Memoria y esperanza’. Miembro del Centro de Estudios Compostelanos de la Universidad de Perugia, ha ganado ya numerosos premios de poesía y relatos cortos a lo largo de las últimas décadas, galardones entre los que destaca el ‘Premio de Poesía Diario de Córdoba’ en 1978 o el ‘Juan Valera’ de cuentos en 1980. Además, esta sacerdote nacido en la localidad malagueña de Antequera y actualmente residente en la parroquia de Nuestra Señora de Aránzazu de San Sebastián, es autor de las publicaciones ‘Romances de la Fuente Santa’, ‘Camino, poemas’, ‘Versos de abril y mayo’, ‘El templo de San Miguel de Mezquitán’ (editado en México) o ‘Historias peregrinas de Santiago en América’.

También intervino en el acto del pasado sábado, como no podía ser de otra manera, el ganador del segundo premio, el berciano Antonio Esteban González Alonso, de quien se podría decir que es todo un veterano del mundo de la poesía, pues no en vano ha ganado ya alrededor de medio centenar de premios de este género por toda España, con una poesía que, según reconoció él mismo, suele estar marcada por la ironía y el humor. Autor también de dibujos y caricaturas humorísticas, el de Cacabelos leyó su poema‘Todo ya sin ti’, que le ha valido para conseguir el que, según él mismo detalla, es ya su premio de poesía número 54.

Con todo, concluyó una edición más de este certamen poético que demuestra que en pequeñas localidades, y promovidas por pequeños ayuntamientos, también se pueden llevar a cabo iniciativas culturales de primer orden, que sirve para completar la oferta que vecinos y visitantes se pueden encontrar en la comarca.

Memoria y esperanza. Por Antonio Casasola (Primer premio)

Cuando, densa, la noche ahogue tu presente,
regresa a los albores de los días primeros,
cuando todo era grande y tus ojos de niño
se abrían como platos al mundo de los sueños.
Recuerda aquellos aires preñados de promesas,
vuelve al arcón antiguo de todos tus recuerdos
destápalo y rescata del tesoro escondido,
la osada travesía que te llevó tan lejos.
Que no te ciegue el velo de todos tus fracasos,
lo mucho que has sufrido, regresa y busca, dentro
del alma, el horizonte donde pronto amanece
el sol que siempre brilla y orienta tu sendero.
Hay un paisaje limpio que, vivo, en las entrañas
nos espera y nos llama cual regazo materno,
nos acuna y nos mece, y que nos da descanso,
apacible refugio de nuestros desconsuelos.
Vuelve a la casa limpia, a la mesa camilla,
a la lumbre encendida, al calor del brasero,
a los aromas recios de la comida pronta,
al rescoldo caliente, regresa a lo concreto.
No te pierdas en ciegos laberintos de sombras,
de presagios confusos y vagos pensamientos.
Regresa con tu canto a la alameda,
a los atardeceres que, en su incendio,
reventaban la tarde cual granada,
risa de sangre en su panal de hielo;
al cuchillo mellado de las sierrasazules
que cortaban un pande luna hecho,
en la mesa encendida de la noche
con su mantel de estrellas y misterios;
a la vega inflamada de amapolas,
al manto recamado de los cerros.
Vuelve al remanso terso de los ríos,
recorre los senderos
y embriágate de aromas de tomillo,
de rosas, azahares y romero.
¿Recuerdas que pensabas cuando niño
que tu pueblo era el centro
del mundo y que subías
al campanario viejo
y veías que todo se ordenaba
en torno a ti, en círculo perfecto?
¿Que la noche lo hacía más patente
cuando, bajo la cúpula del cielo,
te llenabas de asombro contemplando
la inmensa soledad del universo?
Regresa a la mirada de la madre,
al rumor de sus rezos,
al apretón mojado de sus labios
que estampó tus mejillas de sus besos.
Regresa a los primores de la abuela,
al encaje tejido de su lienzo
de arrugas como surcos en su rostro
de tierra roturada de barbecho.
Déjate fecundar por el rocío
de lágrimas que ablanden los fragmentos,
las aristas cortantes que la vida
fue marcando en la piedra de tu pecho.
Vuelve a la escuela párvula y entona
de tu poema los primeros versos,
desmantela tu trama de adjetivos,
desnuda de rumores tu silencio,
busca en el corazón esa palabra
primordial, el perdido fundamento
del agua que dio savia a las raíces
del árbol de tu vida.
Que el invierno
no congele las yemas que despuntan
bajo el manto de nieve con su fuego.
Aprende de los sabios abedules
que parecen morir bajo los hielos,
cuando el dorado otoño los desnuda
y reseca sus troncos como huesos,
dejando que la vida en las raíces
se adormezca en la tierra, para luego
renacer al llegar la primavera,
con un impulso nuevo.
La amnesia es el naufragio de la vida.
La muerte es el olvido
y la memoria, un huerto,
unjardín que florecede esperanza,
unresorte que empuja,
la flor de un fruto cierto.
No temas recrearte en sus veredas
para encontrar la fuerza, la ráfaga de viento
que dé brío a las velas de tu nave encallada,
y sigas navegando por los mares del tiempo.

Todo ya sin ti. Por Antonio-Esteban González Alonso (Segundo Premio)

He de ponerme luto en la corbata
bajo un cielo oscuro de vencejos
porque he sido en ti solo una errata
que te persigue aún desde muy lejos

Pondré sobre tu ausencia unas comillas.
Tu recuerdo será que ya estás muerta.
Navegaré, amor, a otras orillas
y alguien me abrirá, quizá, su puerta.

Ya no existe la era ni las yuntas
ni el pozo del abuelo ni la artesa.
No hay respuesta alguna a mis preguntas,
pero no falta el pan sobre la mesa.

La casa está vacía sin tu aliento.
La alcándara y el horno y su ceniza
no tienen ya, amor, su fundamento
ni hay viento susurrando en la pedriza


Llenaré de recuerdos la maleta.
Tus silencios de sombra irán conmigo
y aquel plato de cinc, la servilleta…
los llevaré también como castigo.

La parra ya no canta ningún vino.
Tendré que emborracharme en otra casa
y buscar otro tren, otro camino
y otro fuego que arda u otra brasa

Te cuento: algún muerto ha sacado
a la calle el hueso de otro muerto
y un pozo de tristeza me ha dejado
el corazón herido al descubierto.

Me duele este dolor que me atenaza.
Me duele este dolor que nunca acaba
y quisiera ponerme una mordaza
y parar el amor que me socava


No escuches si no quieres estas quejas
ni escuches, si no quieres, mi lamento.
Me has cerrado el alma con mil rejas.
He perdido, amor, hasta el aliento

Quiero dejar aquí mi voz herida
y la piel de mi alma desgarrada
y comenzar sin ti la nueva vida
más al Sur de tu Sur donde no hay nada.
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