La vida secreta de las luciérnagas

Bruno Marcos escribe sobre 'Vagalume', la nueva novela de Julio Llamazares que muestra cómo lo oculto da forma a la existencia de dos escritores secretos

Bruno Marcos
18/05/2023
 Actualizado a 18/05/2023
‘Vagalume’, la nueva novela de Julio Llamazares, muestra cómo lo oculto da forma a la existencia de dos escritores secretos. | JUAN LUIS GARCÍA
‘Vagalume’, la nueva novela de Julio Llamazares, muestra cómo lo oculto da forma a la existencia de dos escritores secretos. | JUAN LUIS GARCÍA
La última novela de Julio Llamazares, que rompe su silencio narrativo después de ocho años, presenta la historia de un padre y un hijo que fueron escritores secretos, cada uno condicionado por su época: el padre, un maestro depurado en la postguerra que dedicaba las noches a escribir novelas del oeste firmadas con seudónimos para mantener económicamente a su familia, y el hijo, un periodista que aparentemente había abandonado la literatura pero que deja inesperadamente ocho novelas y una obra de teatro inéditas cuyos manuscritos van emergiendo enigmáticamente después de su fallecimiento.

De primeras ‘Vagalume’ parece un libro que trata sobre la escritura, pero a medida que la obra avanza el lector se da cuenta de que plantea también una reflexión en torno a la vida, realizada desde una perspectiva crepuscular. Los personajes principales son escritores pero posiblemente podrían haber sido cualquier otra cosa. La escritura en ‘Vagalume’ es un oficio más que una vocación, o un oficio nacido de una vocación, en todo caso una forma de ganarse la vida. La obra no desarrolla un estudio sobre lo que significa narrar, la construcción de un libro o las relaciones entre realidad y ficción, sino que explora cómo lo oculto da forma a las experiencias individuales y desmonta las ideas que se consideran cerradas sobre el pasado.

La clave al respecto la ofrece un amigo y antiguo compañero del personaje principal: «todos tenemos tres vidas, la pública, la privada y la secreta». En esta última es en la que ahonda la novela describiendo la investigación que realiza el protagonista tras la muerte del que fuera su mentor durante su juventud en una ciudad de provincias que es León, el hijo, un periodista del que van apareciendo obras literarias ocultas e inéditas de cuya existencia nadie tenía noticia.

Es un gran logro de esta novela conseguir con muy pocos elementos mantener, en todo momento y hasta el final, la atención del lector sin asesinatos ni recursos efectistas, sedimentando las reflexiones del narrador sobre el paso del tiempo y el destino de las personas en el escenario de la ciudad en la que fue joven y en la que aprendió a mirar la realidad para transformarla en literatura.

Julio Llamazares, que tuvo el acierto de narrar en ‘Luna de lobos’ la historia de los maquis, pendiente desde hacía cuarenta años, y que se adelantó con ‘La lluvia amarilla’ casi otros cuarenta al fenómeno de la «España vacía», ha evolucionado desde un estilo profundamente lírico hacia una prosa clara que sigue compartiendo con aquellas primeras obras un fondo emocional esencialmente poético que trasciende la trama e incorpora imágenes plásticamente simbólicas, como la que funda el texto actual: la luciérnaga, en portugués vagalume, la luz que en la noche alumbra como los escritores que permanecen, pase lo que pase, fieles a su oficio de contar mientras los demás duermen. La vida secreta de las luciérnagas, la de estos escritores secretos, es el relato que muestra lo que cada uno llevamos dentro que no se puede contar.
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