La vida no pregunta

«La vida no pregunta», decía Estefanía Trobajo, a propósito de su accidente a caballo que la dejó en silla de ruedas. Pero es que, aunque lo hiciera, tampoco sabríamos nadie darle una respuesta. Porque la vida no consiste en preguntas y respuestas. Tal vez sí en melodías machaconas, en imposibles silencios, en amaneceres o puestas de sol, en sueños y despertares, en grandes propósitos, en inútiles empeños, en fracasos también, y en decepciones; pero no en preguntas. Las preguntas nos las hacen los dioses solamente; nos las soplan al oído y nosotros las verbalizamos en algún momento de exaltación o de desdicha. Pero, como cantaba el otro; la respuesta está en el viento.

El lobo tampoco pregunta. Cuando aprieta el hambre, busca y rebusca, y, si no encuentra nada que llevarse a la boca, se acerca a las ciudades, como los jabalíes, destrozando todos los silencios de la noche. Como en Boñar, la villa del ‘negrillón’ de vidrio, donde los lobos matan reses a dos palmos de las calles, sin que nadie, ni los vecinos ni la autoridad estén autorizados para hacerles nada. Las leyes mandan. Las leyes de ahora. Las que dictan los políticos que ya no son agricultores sino gestores del desconcierto de una plebe sometida por la propaganda, la ignorancia, y la desmemoria de unos que se han erigido en sus representantes porque son los que más alto y claro acusan y reniegan amenazan e insultan. Luego montan un ‘galimatías’ de siglas, tras las cuales se parapetan para asignarse sueldos a nuestra costa y evadir responsabilidades, aforados ellos.

Se publica en el B.O.E, un Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial; y un Catálogo Español de Especies Amenazadas; Se nombra a alguien al frente de la Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal; y se monta un departamento titulado Servicio de Espacios Naturales Flora y Fauna. Y, ya está el tinglado en activo. Luego se ordena a la secretaria que se informe de cuando se celebra por ejemplo en La Vecilla, la Muestra del Gallo de Pluma y Mosca Artificial, para presentarse allí a echar un discurso, y ya está todo solucionado. La vida no pregunta. Los lobos tampoco.

¿Pero, y los lobos? Ya no hay lobos. Si alguno hubiera será porque algún corrupto de la oposición se ha disfrazado y aúlla. «El lobo siempre ha sido una especie protegida al Sur del Duero». ¿Y eso de Boñar ‘pa dónde queda?’ Mucho quiere saber ustedes, los ingenuos poetas. Eso, pregúntelo usted en la universidad, que es donde guardamos a los que se niegan a seguirnos a nosotros en silencio.