23/03/2020
 Actualizado a 23/03/2020
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Han pasado 20 años desde que la película de Roberto Benigni ‘La vida es bella’ sacudiera las conciencias de los espectadores, planteando la actitud de un padre empeñado en ocultar a su hijo la tragedia delexterminio de los judíos por los nazis, en Alemania, mediante el truco de disfrazar la realidad. En aquel caso se trataba de un niño y el truco funcionó.

Pero, ahora, en el caso de la pandemia del Covid19, o Coronavirus, se trata de adultos, y de un horror no nacido de la maldad humana sino de una fuerza incontenible de la naturaleza, por lo que tal vez no quepa otro paliativo que el de admitir la realidad. Y, aún a sabiendas que nos engañamos, admitir una cierta forma paliativa de enfrentarse a la tragedia, a la pandemia, al menos por parte de quienes no estamos en la responsabilidad directa de su combate real como son los autoridades, los sanitarios, y demás, y que, por tanto, poco podemos hacer. Sería una terapia a tener en cuenta. Por eso este cronista admira a algunos de los comunicadores que, como Carlos Alsina, en su programa mañanero ‘Más de uno’ en Onda Cero, ha propuesto un ‘himno’ en el que se resume una actitud, delicada y coherente, para enfrentarnos a este periodo difícil de clausura y de convivir con la desgracia latente que nos amenaza a todos por igual. Es una canción de Obretta Colli que nos anima a fingir que todo va bien.

Facciamo finta che…
Tutto va ben, tutto va ben
Facciamo finta che tutto va ben
Che il cielo sia costantemente azzurro
Che il sole splenda sempre allegramente
Che tutto quanto sia sempre sereno
Ruscelli, prati verdi e arcobaleno

También cabe la opción de recurrir a la moral, a la ética, o a la ‘morética’ de la que habla el gran poeta leonés Antonio Manilla, o, simplemente, de echar mano de la ironía contenida en una frasede uno de los ‘Siete Samurais’ de la película deAkira Kurosawa de 1954: «Cuando van a cortarte el cuello, de qué te sirve preocuparte por la barba». De esta forma, añadiría al drama una pizca de estoicismo, que, como el pimentón en la comida leonesa, nunca viene mal.

También podríamos cantar aquel poema de Goitisolo, José Agustín, dirigido a su hija Julia. «La vida es bella ya verás, como, a pesar de los pesares, tendrás amigos, tendrás amor…» El cronista recuerda la última vez que habló con él. Fue en el teatro Campoamor en el homenaje a Ángel González. «Esta vida es una puta mierda» me dijo cuando salimos a mear.
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