“Cualquiera que lea hoy la novela corta de Sheridan Le Fanu pensará mucho en Drácula, ¡Pero es al revés!”, apunta López en declaraciones a La Nueva Crónica para señalar que el irlandés publicó su novela corta 25 años antes que Stoker. “La forma en la que esta pensada la obra, los personajes, la trama… los paralelismos son enormes”, asegura.
Ella, la vampiresa, nació de la imaginación de uno de los cuentistas de terror más célebres de la Europa del XIX, Joseph Thomas Sheridan Le Fanu (Dublín, 1814-1873), considerado como el padre del cuento de fantasmas irlandés en la novela victoriana. De ascendencia aristocrática, hugonote, estudió Derecho en el Trinity College de Dublín, aunque acabó decantándose por el ejercicio del periodismo. Pasó por la plantilla de muchos de los periódicos de la época, entre los que destacan el ‘Dublin University Magazine’ y el ‘Dublin Evening Mail’, y publicó cientos de relatos cortos.Henry James, el crítico literario estadounidense que quiso ser británico, llegó a escribir en una ocasión: “Teníamos la acostumbrada novela del señor Le Fanu junto a la cama, la lectura ideal para después de medianoche en una casa de campo”.
Carmilla quizá sea su trabajo más redondo y, como toda obra precursora de un género, su rastro ha impregnado buena parte de la cultura pop universal a pequeña y gran escala, a la espera de que los lectores más avezados vayan tras su pista. Desde los cromos juveniles de los 80 hasta las aventuras de ‘El pequeño vampiro’, famosísima saga infantil alemana escrita por Angela Sommer-Bodenburg que narra la amistad entre el niño Anton y el acolmillado Rüdiger von Schlotterstein. “Hay una escena en la que Anton está en su casa aburrido como una ostra y coge un ejemplar de Carmilla de la estantería de su casa para leerlo, ¡Me hizo mucha ilusión encontrar una referencia que ya conocía!”, se entusiasma un Xairu López que, finalmente, leyó la novelita durante su adolescencia. Nadie le dijo entonces que acabaría por ser su primer traductor al Llionés.
Clásicos para legitimar una lengua


No puede olvidarse tampoco la figura central en una buena novela de vampiros: el investigador que resolverá el misterio. En Drácula es el archiconocido Abraham Van Helsing, que encontrará a su precursor en el Barón Vonderburg. “Se pueden conectar los personajes y situaciones de una novela a la otra”, explica para subrayar; “Todos sabemos que, finalmente, la obra de Stoker está emplazada en Translivania, ¡Pero en los primeros borradores la ubicó en Styria!”, afirma con vehemencia. Styria es, por supuesto, la región austríaca donde se desarrolla la trama de Carmilla.
El encanto de Carmilla, para Xairu López, está en su innovación. “Estamos hablando de un ejercicio de feminismo literario en 1872, eso es increíble. Los personajes femeninos están exquisitamente dibujados, mientras que los masculinos apenas son mero decorado para la trama, no se enteran de nada”, apunta.
Cabe destacar, también, el velado componente lésbico que impregna la novela, “no podemos olvidar el contexto en el que se escribió”, señala. La vampiresa encarna -y se burla- de todas las represiones de la sociedad burguesa anglosajona de la época, también el miedo latente que sentía occidente en torno a la libertad femenina.
El erotismo, el deseo por lo prohibido y una atracción maldita tejen la tragedia ardiente entre la protagonista, Laura, y la repentina aparición de la misteriosa Carmilla. Todo ello pasado por el arquetipo de la amiga entrañable con la que, durante siglos, se ha ocultado -y revelado- la pasión entre mujeres.
“La temática vampirismo y lesbianismo funcionaban antes y funcionan ahora. Es llamativo, y creo que el libro puede llegar a tener su público. Sobre todo, porque entre el castellano y el leonés el grado de intercomprensibilidad es altísimo. Cualquier persona que hable castellano puede leerlo. Seguro”, finaliza el traductor.
Carmilla es la primera traducción de un clásico de la literatura universal a la lengua patria de Xairu López de la mano de Eolas ediciones, con ilustraciones de Ricardo Escobar. La primera piedra de un proyecto para que el llionés comience a echar colmillo.