La Unidad del Dolor de León asiste al año a 2.500 enfermos

Aplica 50 técnicas adaptadas a cada uno de los pacientes

Sergio Jorge
21/05/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Buena parte del equipo multidisciplinar de la Unidad de Dolor del Complejo Asistencial Universitario de León. | SAÚL ARÉN
Buena parte del equipo multidisciplinar de la Unidad de Dolor del Complejo Asistencial Universitario de León. | SAÚL ARÉN
La Unidad del Dolor del Complejo Asistencial Universitario de León (Caule) atiende a una media de 2.500 consultas al año, de las que unas 760 son de pacientes que son tratados por primera vez por este equipo multidisciplinar del Hospital de León compuesto por varios profesionales de diferentes especialidades, mientras que el resto son de enfermos que acuden de forma regular al menos una o dos veces al año.

Se trata de un trabajo que se adapta en cada momento a los pacientes que recibe y que para ello cuenta con una decena de personas. En concreto, este equipo está formado por cuatro especialistas en anestesia, dos enfermeros, un rehabilitador, un psiquiatra, un residente y un administrativo de apoyo para esta Unidad, que trabaja en equipo para atender a las personas que llegan derivados por los especialistas de toda la provincia, puesto que su área de influencia no es solo el Área de Salud de León, sino también del Bierzo, además de algunos enfermos que pueden llegar de otras provincias, en especial cercanas como la de Zamora.

Según especifica el propio equipo que integra esta Unidad del Dolor, el objetivo de que haya especialistas de diferente materia es dar «una visión integral» de este departamento, que intenta adaptar sus técnicas a la necesidad de cada enfermo puesto que no todas sirven para cada caso, aunque en la cartera de servicio se contemplan más de 50 en total, desde estimulación eléctrica transcutánea hasta de neuroestimuladores implantados, pasando por infiltraciones, bloqueos nerviosos, epiduroscopias, epidurolisis o radiofrecuencias de diferentes tipos. Eso sí, todas ellas «basadas en la evidencia de que funcionan».

De hecho, hay que tener en cuenta que muchas de esas técnicas se aplican en las consultas, lo que permite atender a seis o siete personas cada día, pero otras son en quirófano y por tanto más largas, a la vez que conllevan más riesgos para el paciente.

Esta cuestión es una de las claves para entender la importancia de la Unidad del Dolor, a la que llegan los pacientesprocedentes de los especialistas de la provincia para ser atendidos por tener «dolores crónicos complejos, que no responden a tratamientos convencionales», apuntan desde este equipo. El protocolo habitual para tratar a estos pacientes cuando llegan a este departamento es que son recibidos por un especialista concreto una vez que han respondido a una serie de preguntas que hace que se detecte el problema que padece, y según las respuestas, se les asigna el psiquiatra, el rehabilitador o los anestesistas.

De esta forma, se le aplican las terapias sabiendo cuál es el dolor al que se enfrentan, pero en el caso de que no surta efecto, los profesionales de la Unidad se reúnen para revaluarlo y encontrar una solución conjunta para estos casos, que suelen ser los más graves y complicados. En muchas ocasiones también los propios integrantes de este servicio se derivan unos a otros los pacientes, lo que permite que la mayoría de los enfermos son tratados por todos los profesionales, algo que permite que tengan «una visión integral» del problema y sea más fácil hallar la solución en cada caso. De ahí que en una situación determinada sea más recomendable aplicar una técnica con más riesgo o menos. «Todo se analiza y se ve», apuntan, puesto que «unas pueden tener más contraindicaciones que otras y requieren que se hagan de una forma determinada».

El objetivo por tanto es «individualizar el tratamiento, que se pueda hacer un traje a medida de cada paciente», de ahí que sea tan necesaria el trabajo multidisciplinar del equipo, que cuenta con una larga experiencia de más de una década en algunos casos en este tipo de tratamientos.
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