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La unidad de la nación y la separación de poderes

15/05/2018
 Actualizado a 13/09/2019
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Los indicios de una política derrotista y sin derroteros son evidentes y las señales de alarma se van encendiendo ante las tomas de decisión indudablemente entreguistas que palpamos todos los días.

Contemplar, oír y ver las noticias causa, a veces, una profunda impresión de vértigo y desasosiego.

Cada vez hay más frentes abiertos a causa de una política errática, poco convincente y llena de temores porque los que la practican tienen la mirada puesta en el voto y el derribo del contrincante sin ofrecer un trabajo en beneficio de la principal finalidad del ejercicio político que es la defensa de la unidad de la nación, el bienestar de sus ciudadanos y el progreso.

Da la impresión que estamos más a los twits o picotazos agrios y desabridos, a la descalificación de las personas, al juicio popular sin haber leído sentencias ni pruebas, al linchamiento, a la algarada callejera basada en el oportunismo y la subvención, en fin, a un desequilibrio total que pagaremos indefectiblemente todos no tardando.

Vamos a ver si somos racionales. Fijémonos si no en varias luces de emergencia que se están encendiendo en nuestro entorno, o alertas amarillas y casi rojas, siguiendo el lenguaje meteorológico de los ‘modelos’.

La judialización de un proceso separatista donde se ha demostrado que el ejecutivo no ha sabido darle la solución adecuada y se ha enquistado.

Los golpistas catalanes con el dinero de todos han internacionalizado el problema y se mofan en la distancia con la alianza de gobiernos compañeros en la UE que no son eficaces a la hora de aplicar las normas legales, deduciendo que la UE hace aguas. ¿Cómo reaccionarían los belgas y alemanes si nuestro país albergara golpistas provenientes de regiones que propugnaran la independencia? Aquí, sin embargo, las mentes que nos gobiernan sacan pecho y se ufanan de apoyos y contactos poderosos mientras que el zascandil golpista se mueve a sus anchas en Alemania y Bélgica.

El problema independentista catalán se extiende hacia Valencia, de forma más descarada en Baleares y de aún más acentuado en Navarra sin que desde Madrid veamos que se actúa de forma cohesionada y firme.

Las reformas urgentes y serias se aplazan continuamente.

Asistimos a una pamema de disolución de la banda etarra sin que se haya contado todo de la banda y juzgado a los que pretendían una revolución marxista de calado en el País Vasco provocando la separación de España.

Y ya para colmo de males, asistimos al espectáculo lamentable de las opiniones de políticos sobre sentencias judiciales, mientras que el ciudadano comienza a preguntarse en qué manos están los asuntos de gobierno.

Nadie se da cuenta por cierto de la intencionalidad de los golpistas en mantener un statu quo de suspensión de la autonomía para que no se hable de la dependencia de Cataluña del Estado como autonomía y sí como territorio intervenido de cara a las democracias europeas que son pacatas cuando se trata de apoyar al estado protagonista de la sempiterna Leyenda Negra.

Sería mejor que aquellos a los que les gusta negociar sin testigos, luz y taquígrafos, fueran pensando que el pueblo español no sólo quiere ir de vacaciones y de puentes, entre otras cosas para desintoxicarse de tanto telediario atroz que presencia, sino también, porque desea que , de una vez por todas, a los que les gusta tener una poltrona deben ser responsables, eficaces y resolver los problemas positivamente pero sin acudir al oscurantismo y sí a la inteligencia y la efectividad.

¿Será mucho pedir que se haga realidad que los políticos trabajen por su Patria y traten de resolver los problemas de sus conciudadanos?
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