La última "trampa" en los supermercados: el formato ahorro no siempre lo es

Desde la OCU aconsejan que antes meter el producto en el carrito se compare su precio por unidad de medida

L.N.C.
21/03/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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Comprar en el supermercado en formato grande, familiar o ahorro no siempre es más barato que el mismo producto en un envase pequeño. A veces ocurre justo lo contrario. La Organización de Consumidores OCU asegura que así lo ha comprobado con varios ejemplos en lácteos, droguería y otros productos de alimentación donde el precio del formato ahorro puede llegar a ser hasta un 82% más caro. Por ello, desde la OCU aconsejan que antes de meter el producto en el carrito se compare su precio por unidad de medida (kilo, litro, por dosis, por rollo, etc), «que es un dato obligatorio» de cara a informar mejor al cliente.

Desde la OCU también animan a denunciar si los cálculos no arrojan ningún ahorro a pesar de anunciarse como tal. «Haz una foto a los precios y pide la hoja de reclamaciones o reclama a través de nuestra plataforma online 'Reclamar'». Por otro lado, también recuerdan que el tamaño grande no siempre es el más recomendable por cuestiones de caducidad. «El aceite de oliva, por ejemplo, va perdiendo sus propiedades organolépticas una vez abierto; mientras que los cosméticos, por su parte, pierden calidad».

La Organización de Consumidores denuncia esta «trampa» en los establecimientos dentro de la iniciativa #NoCuela con el fin de que la transparencia llegue al etiquetado e información publicada sobre alimentos y otros productos que se pueden comprar en los supermercados. A continuación, desgranamos los principales bulos sobre productos alimentarios que más han calado en los últimos años, tal y como recopiló la OCU cuando lanzó la iniciativa:

Etiquetas confusas
Algunas etiquetas de los alimentos no incorporan el porcentaje de un ingrediente destacado con el mismo tamaño y tipografía así como que se definan los términos «natural, casero y tradicional», entre otras especificaciones.

Sin el ingrediente principal
Al problema de las etiquetas con truco se une el que se venden productos que no son tal como el york que no es jamón, zumos envasados sin fruta o carnes picadas que solo son preparados con carne y espesantes, almidones, proteína de soja, conservantes y colorantes. En esta categoría de alimentos que no son lo que parecen también se incluye a los calamares que en realidad son pota y a los huevos que se venden como de gallinas en libertad cuando en realidad gallinas son de gallinas criadas en suelo.

Procesados en vez de naturales
La industria alimentaria vende a veces alimentos como «productos artesanos» cuando en realidad no lo son o artículos destinados a un segmento de la población específico. Aquí se pueden incluir los alimentos catalogados como «naturales» a pesar de ser productos procesados e industriales. Desde la organización de consumidores recuerdan que los productos que incumplen la norma suelen ser salsas, purés y caldos, alimentos precocinados y bollería, entre otros.

Productos que no adelgazan
Los productos que se definen a sí mismo como milagrosos y adelgazantes pueden ser todo lo contrario e incluso poner en riesgo la salud y el bolsillo. Aquí se incluyen los que prometen resultados rápidos, exageran las propiedades de un nutriente o se basan en estudios poco fiables. En la OCU también consideran innecesario que los mayores de 50 o los niños beban una leche específica.
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