La última de Quinito Fotografía (II)

Desde El Bierzo llegan las imágenes de Quinito acompañadas de un texto para la reflexión en las contraportadas de los martes de La Nueva Crónica

Quinito Fotografía
07/07/2020
 Actualizado a 07/07/2020
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Armarse de valor

A veces la imagen te asalta y hay un resorte en algún lado que no puedes señalar que te desubica. No puedes pensar en nada más que en un click que se esconde ahí donde se para la retina. Y no escapa, no puede, no quiere. Se queda enganchada a la fotografía aún sin nacer como quien acaricia la barriga de una embarazada. La vi en aquella mesa, acariciando un vaso, en aquel peregrino inglés del que desconocía todo. Saber su identidad fue un segundo paso. Estaba allí, sentado, y la luz le convertía en un óleo sin colores que iluminaba toda la cafetería. Parecía que lo demás estaba difuminado y yo estaba centrado en aquel cúmulo de arrugas que sopesaba cada trago de cerveza. Mis colegas, Lucía y Diego se reían al verme pretender una foto como un chiquillo enamorado antes de entrar al trapo. Y me armé de valor, no podía dejar escapar aquel momento. Me acerqué al viajero y le pedí inmortalizarlo. Fueron los gestos los que hablaron, porque el idioma no hacía más que echar por tierra mis pretensiones. Le enseñé la cámara y apunté al botón que sentenciaría su imagen. Él entendió y me hizo entender que la conformidad costaba un par de cañas. A él le costó mucho menos cerrar el trato...
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