La última de Mary Wilson (VI)

6. Édoras (Valdavido – La Cabrera)

La criatura Gollum nos tiene en un sinvivir, oigan. Ha probado suerte en diferentes y escogidos puntos de la geografía leonesa, pero la fortuna no le ha sonreído. Y no le culpo, no, porque está el personaje como para que nada ni nadie le sonrían. Y menos en tiempo de pandemia. A ver si va a ser asintomático.

Apremiado por los amagos de posibles encierros por nuevos rebrotes generadores de transmisiones comunitarias, y con más hambre que Carpanta, creyó ir en la buena dirección, al menos para su maltrecho estómago (aunque en él, todo es maltrecho, las cosas como son), tras rebasar en su andadura un letrero que indicaba la proximidad de Truchas y divisar en lo alto y a lo lejos la fortaleza de Rohan. Albricias y zapatetas. «Ahora sí que sí,» se dijo, seguro de encontrar allí indicios para su búsqueda. «Y si no, me confino aquí con Gríma, con el que comparto desorden higiénico, dental y capilar».

Nada. Nichts. Niente. Otro chasco para su frasco: lo que creyó Édoras resultó el Casticristo de Valdavido. Continuará su cruzada, pues, para dar con el paradero de los sucios y asquerosos hobbits y de Tesoro, pero está la criatura más perdida que el carro de Manolo Escobar. Más le valdría reconsiderar sus prioridades e ir en busca de un buen par de gafas, pero por lo que se ve, en la moda mediana, en cuestión de complementos, lo del Anillo es tendencia. Lo ‘last de lo last’.

(Continuará…)