Jaque a la nostalgia
Como aquellas piezas olvidadas en el suelo se han quedado derrotados los juegos tradicionales, aquellos con los que se entretenía uno fácilmente. Daba igual la generación a la que pertenecieras porque la edad era solo una condición dada. Pequeños y mayores se reunían mirándose a los ojos para desentrañar los misterios de la partida en ratos inolvidables de diversión y unidad.
Pero los tiempos cambian y cuesta asumir que los días compartidos con aquellos juegos de casa o calle quedan cada vez más alejados. Hoy se han cambiado por los dispositivos digitales y en el olvido, la ignorancia o la nostalgia se quedan los corrillos de los niños por las callejuelas jugando a las canicas, a los bolos o con un simple yoyo. Para los que lo vivimos, aún el paseo devuelve escenarios sobre un tablero de ajedrez.