La trinchera infinita

Pedro Ludena comenta la película de Edward Berger 'Sin novedad en el frente'

Pedro Ludena
04/11/2022
 Actualizado a 04/11/2022
Los soldados alemanes luchando en las trincheras en ‘Sin novedad en el frente’.
Los soldados alemanes luchando en las trincheras en ‘Sin novedad en el frente’.
‘Sin novedad en el frente’
Director: Edward Berger.
Intérpretes: Felix Kammerer, Daniel Brühl, Albrecht Schuch, Devid Striesow.
Género: Drama/Bélico.
Duración: 147 minutos.

'Sin novedad en el frente’ es la última adaptación del ya centenario clásico literario, una historia que no importa las veces que se cuente porque su mensaje es tan importante como siempre, puede que incluso como nunca. Cine bélico con mayúsculas, con un nivel de producción que parecería estar destinado a los mejores cines, pero que en los tiempos que corren puedes disfrutar sin moverte del sofá, gracias a Netflix.

Yo soy el primero que aboga por ver películas en el cine, especialmente si se trata de obras tan inmensas y espectaculares como ‘Sin novedad en el frente’, pero es innegable que las plataformas de streaming están cambiando las reglas del juego y demuestran que son capaces de producir semejantes largometrajes sin necesidad de vender una sola entrada. Parece que Netflix está en racha, con esta y ‘Blonde’ ya lleva dos producciones este año dignas de Oscar, a pesar de seguir produciendo una cantidad indecente de películas ‘algoritmo’ que disminuyen la calidad total de la oferta fílmica de la plataforma, cuyos recursos se verían mucho mejor invertidos de concentrarse en menor número de cintas, pero de mayor índole. Además, plataformas como Netflix ayudan a dar mayor visibilidad a proyectos de habla no inglesa, alemana en este caso, que de otra manera podrían pasar desapercibidos para la audiencia internacional, como ha pasado con la española ‘La casa de papel’ o la surcoreana ‘El juego del calamar’, cosechando ambas un éxito desmedido a nivel global.

‘Sin novedad en el frente’ se sitúa tras las líneas alemanas durante la Primera Guerra Mundial. Sigue dos líneas argumentales, una principal acerca del protagonista de la historia, un joven soldado llamado Paul Bäumer, y a sus compañeros reclutas, tan valientes como inocentes, que se alistan en el ejército del Kaiser y son destinados al frente occidental, donde se produjeron algunas de las mayores carnicerías de toda la guerra. Y otra paralela, encabezada por Daniel Brühl, la cara más famosa entre un elenco de desconocidos actores germanos, que personifica a un político encargado de conseguir un armisticio entre Alemania y Francia por la vía diplomática. Con esta bifurcación, la trama ilustra la terrible verdad detrás del conflicto: cientos de miles de anónimos luchan y mueren sin conseguir avanzar más que unos pocos metros desde su trinchera, mientras que el resultado se decide en despachos y vagones de trenes, por personas importantes en puestos importantes, sin recurrir a las espadas, tan solo con una pluma.

Ya desde la primera escena se nos presenta la crudeza y la holística de la guerra, descartando súbitamente al soldado al cual se presume un personaje principal, solo para mostrar como su ropa acaba siendo lavada y enmendada hasta llegar a las manos del auténtico protagonista una vez se alista. Dándose así a entender que en esta guerra un muerto más no es más que eso, una lágrima en la lluvia. En palabras de uno de los personajes: ‘la guerra moderna es una partida de ajedrez’, lo que olvida mencionar es que los primeros en morir son los peones.

‘El hombre es un lobo para el hombre’ decía Thomas Hobbes, un leitmotiv que la historia sigue a pies juntillas, exhibiendo la capacidad de este para matarse indiscriminadamente entre iguales, sin más motivo ni razón que porque se lo ordenan, y la evitable pérdida de innumerables vidas que no sabían realmente por que se sacrificaban. Se dan un par de escenas donde se evidencia lo ridículo de la lucha, puesto que cuando la sangre se enfría y los soldados comienzan a recuperar la humanidad, disipándose la neblina animal que los ciega, estos toman conciencia de lo que están haciendo. Se mueven por inercia y una vez se detienen, comprenden que están perdidos. Y es que esta también es una historia sobre la pérdida, en primer lugar, de la inocencia y por último de la esperanza, a través de los ojos del protagonista, interpretado por un novato, pero talentoso, Felix Kammerer. Precisamente es el cambio en su mirada la que marca su descenso a los abismos, la cual se rodea cada vez de ojeras más oscuras y arrugas más profundas, hasta perder definitivamente su brillo. Cuando se alista es un joven lleno de ilusión, henchido de orgullo y patriotismo, pero termina siendo una mera cáscara antropomorfa, vacía y desesperada.

La razón de ser de ‘Sin novedad en el frente’ es mostrar los horrores de la guerra, pareciendo por momentos más una cinta de terror que bélica. Esto se consigue en gran medida gracias a la dureza de sus imágenes, que hablan por sí solas con su violencia y explicitud, haciendo de esta una película no apta para sensibles. Sin embargo, la excelente cinematografía sabe encontrar la ‘belleza’ entre tanta barbaridad. Con una paleta de colores tiranizada por el gris y una sucesión de planos que van del detalle, enfocando los rostros de los personajes y su pánico, al general, mostrando la gran escala de la pesadilla en la que están atrapados. El uso reiterado de planos secuencia, la escasez de cortes y el uso de la cámara en mano, sin olvidar un efectivo diseño sonoro, te meten de lleno en las botas de un soldado, como si fueras uno más en la trinchera, guardando muchas similitudes con ‘1917’, también ambientada en la Gran Guerra y que se alzó con el premio de la academia a mejor fotografía en el año 2019, hazaña que ‘Sin novedad en el frente’ tiene muchas papeletas para repetir.

La última selección de Alemania para los Oscars es una rara joya en el ajuar de Netflix, una dura lección de historia que es conveniente recordar y recordársela a todos aquellos que han olvidado el verdadero rostro de la guerra. En el frente no se enaltece la épica del fragor de la batalla, ni se endiosa a ningún intrépido soldado. Aquí no hay gloria ni honor, solo miedo y muerte.
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