06/01/2022
 Actualizado a 06/01/2022
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Ahora que Melchor, Gaspar y Baltasar inician su travesía por el desierto para regresar a casa, muchos acabamos la nuestra, la de unas fechas que van perdiendo encanto al ritmo del paso de los años y del crecimiento de las ausencias a nuestro alrededor.

Soy de los que suele decir que el séptimo es el día más feliz de todo el año, pero lo cierto es que últimamente nuestra existencia se ha convertido en una verdadera sucesión de travesías. No hay más que mirar la que emprendimos hace ya casi dos años con un puto virus en las alforjas y que de un plumazo ha servido para dejar en mera anécdota el pesar que no pocos arrastramos durante estas fiestas navideñas. Aunque quizá en esta ocasión llegue incluso a echarlas de menos si tenemos en cuenta que estamos dando los primeros pasos de la travesía hacia las urnas en esta nuestra comunidad. Los gestores de la cosa pública y los que aspiran a cambiar el rojo por el azul en el sillón sobre el que asientan sus posaderas tratarán de emular a los Reyes Magos para estar al mismo tiempo en todas partes y contentar a quienes les escuchen –cada vez menos– proclamando lo que quieren oír.

Llegarán a cada terruño con sus dimes y diretes y harán como esta semana con los datos del paro. Donde han ido muy bien, los socialistas proclaman que es gracias al Gobierno. Si van a una zona donde han ido menos bien, se limitan a decir que es por culpa de la Junta. Y viceversa si son los populares los que tratan de sentar cátedra desde el atril.

Pero lo cierto es que se ha demostrado que la reforma laboral impulsada por los avistadores de gaviotas –cuya derogación algunos se han comido con patatas pese a sus reiteradas promesas– ha servido para generar empleo y mantenerlo durante la pandemia. Y de la misma manera, demostrado queda también las subidas del salario mínimo impulsadas por los porteadores de rosas no han impedido la recuperación económica.

Y como con el paro van a hacer con la sanidad, con las infraestructuras, con el modelo territorial... Así que espero que anoche hiciese como los Reyes Magos y comiese bien de leche con galletas para coger fuerzas ante esta nueva travesía.
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