La trastienda de la gloria

15/11/2018
 Actualizado a 17/09/2019
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Mauri es muy de andar hurgando en las caras B de los mejores discos (esto los jóvenes que se bajan la música de Internet no lo entenderán) para encontrar las miserias de todas las glorias, que siempre las hay.

Hasta tal punto las hay que guarda en su archivo un buen número de imágenes que jamás se ha atrevido a publicar, no sé si por autocensura o por precaución, por miedo de que algún santo con bota de vino le pida cuentas de dónde y cómo obtuvo aquella foto.

Así, cuando en una plaza de toros sale un tractor a arrastrar al toro se vuelve loco a disparar; cuando encuentra al matarife de la plaza destrozando bichos a diestro y siniestro casi no respira; cuando hay procesión grande en el pueblo o la ciudad madruga para llegar a los desembarcos y así se encuentra con estampas alejadas de la majestuosidad y pompa de la procesión que emociona el corazón de quienes la siguen. Siempre encuentra un brazo suelto, a una furgoneta que acerca al santo a escondidas al punto de partida, a un cura remangándose los pantalones para que no se le vean por debajo de la sotana...

Como decía el recordado Norberto, «ya está el viejo Mauri buscando a santos jurando».

Y lo mejor del caso es que los encuentra. La gloria tiene trastienda.
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