02/01/2020
 Actualizado a 02/01/2020
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irad como ladran los perros de la economía», le susurra Iglesias a Sánchez, ante los petardos de Fin de Año de la coalición de izquierdas que dispara con pólvora del rey para que aplauda la derecha nacionalista vasca, los independentistas catalanes ansiosos de quebrar la Ley y todos los localismos que pasen la cuenta. Qué maravilloso espectáculo de compromisos de colores. Qué derroche de gasto ante la desaceleración y la incertidumbre. Cómo ladran asustados los bolsillos, los ahorros y los malvados empresarios ante el mercadeo del líder embriagado de poder. «Disfrutad del espectáculo, presidente, que 2020 es nuestro próspero año». Por fin, el año del progresismo desorientado sediento por gobernar el desgobierno de los cheques en blanco.

En el sanchismo todo es pirotecnia prohibida, todo es ilusionismo. Por eso se guardaba el debate de investidura para el fin de semana de Reyes, que fueron llegando de los partidos las cartas y él solo había pedido amaneceres en La Moncloa. Pedro regala solo por egoísmo, porque el mejor regalo es el suyo. El Gobierno de la España que quede tras «la oportunidad para el independentismo» que aplaude ERC y el PNV con quienes ha firmado que serán reconocidas como nación. Tras la cesión histórica de la expulsión de la Guardia Civil de las carreteras navarras. La única incógnita es cuánto tardará ahora en traicionarlos. Así sueña con salir en cabalgata por la Carrera de San Jerónimo la noche del 5. Que no se le ocurran hacerle sombra aquellos magos de la religión, magos una sola noche. Que él promete cuatro años de caramelos en el BOE. Cómo ladra aterrada la Constitución ante la traca final, Nochevieja de los consensos de la Transición. Que este país ha perdido el centro, el punto de equilibrio y va a gestionarse desde la intolerancia, la dependencia política y el radicalismo de todos los extremos. Sánchez desafiando la mecha del PSOE. El secretario general del PSOE que quede.
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