12/01/2016
 Actualizado a 12/09/2019
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Ante el caos y confusión que padece nuestra sociedad me viene a la memoria una asignatura de la que, antes de estudiarla, no tenía la más remota idea de su contenido. Ni siquiera había acuerdo a la hora de darle nombre. En el antiguo plan de estudios se llamaba Crítica y en el nuevo Epistemología, pero en el libro de texto que usábamos aparecía como Gnoseología. Traducida al lenguaje más común podemos llamarla Teoría del Conocimiento. Si nos adentramos en el contenido veremos que trata temas como la verdad, el error, la certeza, la evidencia… Y en el apartado dedicado a la verdad distingue entre verdad objetiva y verdad subjetiva. Yo puedo creer que una cosa es verdadera y estar equivocado o puedo creer que algo es falso y sin embargo es verdadero.

Espero que el paciente lector haya tenido la paciencia de llegar hasta aquí y que entienda hasta dónde queremos llegar. Todos somos conscientes de que España está más dividida que nunca. Hay opiniones para todos los gustos y gustos de todos los colores. Si de lo que se trata es del bien de España, aunque todas las opiniones y opciones sean respetables, no todas son iguales y unas son más acertadas que otras. Todo es cuestión saber cuál de ellas es la que más se acerca a la verdad objetiva. Por ejemplo, a la hora de crear puestos de trabajo o de tener una buena sanidad no todas las medidas que se tomen son igualmente eficaces. Dígase otro tanto a la hora de explicar la realidad actual de España a la luz de su historia. Está claro que la verdad histórica puede ser vilmente manipulada. Lo mismo puede observarse en temas de tanta trascendencia como la vida humana o la familia.

La Biblia, libro sabio donde los haya, expresa muy gráficamente esta confusión de los seres humanos, incapaces de ponerse acuerdo, con el relato de la torre de Babel. No se entendían unos a otros, se confundieron sus lenguas, y no pudieron terminar dicha torre. La torre ahora es España. ¿Cómo es posible que estemos tan divididos y no consigamos unirnos para sacarla adelante?

En el año 1964 el Papa Pablo VI escribió una encíclica titulada ‘Ecclesiam Suam’. Recuerdo haber tenido en mis manos el documento recién publicado. Pero era imposible que un niño de once años pudiera sacar nada en limpio. El tema central es ‘el diálogo’. Ahora que ya la entiendo echo de menos que nuestros políticos la asimilaran bien para poder llevarla a la práctica, pues pocas cosas nos vendrían mejor que un sano diálogo con las observaciones que el Papa señala tan acertadamente.
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