La teoría de los conjuntos

16/12/2015
 Actualizado a 03/09/2019
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Estas fotos me matan, los mundos de los trajes conjuntados se me escapan más que el Niño Jesús a Herodes.

¿Las medias hacen juego con la puntera de los zapatos o con el raso del vestido? Me rindo. Tengo menos posibilidades de acertar que si le preguntan a Belén Esteban palabras que empiecen por una consonante oclusiva seguida de triptongo.

¿Los zapatos de enfrente de los bicolores son de entretiempo y colores sobrios para hacer juego con todos los tonos oscuros? Me rindo otra vez. Esta vez tengo las mismas posibilidades de acertar que el alcalde de aguantar una semana sin abrazar a un desconocido. 
Y así podríamos seguir hasta el infinito. Cada vez que salgo por la puerta escucho gritar a una hija algo sobre los colores de la camisa y los de la chaqueta. De los pantalones ni hablamos y de los calcetines menos, que son de diferente color.

Me atrevería más con el que está en primer plano. Un paisano de los de toda la vida. Zapato negro y fuerte, que el calor en los pies es fundamental; pantalones ‘de tergal’ sin estridencias y chaqueta ‘a juego’ tirando a chaquetona. Intuyo que no hay corbata y la camisa abotonada a partir del tercer botón, con algunos pelos del pecho desafiando al frío del invierno.

Lo que es un paisano de los de toda la vida.
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