La temporada de la (des)ilusión

11/09/2020
 Actualizado a 11/09/2020
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Este martes comenzó mi octava temporada contando el deporte de León y, si tengo que ser sincero, la menos ilusionante de todas ellas.

El gusanillo de cada mes de agosto se ha convertido casi en un pesar y es que la pandemia está pudiendo con todo, también con un deporte que hasta ahora era ilusión y ahora parece una carga más. La permanente sensación de fragilidad, de que sin necesidad de un descuido todo se puede ir al carajo se ha apoderado de todos y de todo. No creo que salgamos mejores de esto, lo que seguramente sí hagamos sea salir cansados.

Cuando con 18 años me marché a Madrid a estudiar Periodismo la ilusión era poder contar algún día en un medio las andanzas de los equipos a los que iba a ver.Ese sueño está más que cumplido, aunque cuando miro atrás me queda la sensación de haber tenido que escribir mucho más de despachos, leyes, deudas y números que de lo que han hecho nuestros equipos en el campo, en la pista o en el circuito.

Es por eso que cuando estos días veo como son los políticos los que tienen que decidir sobre el deporte me entra un calambre que es difícil de quitarse de encima. Díganme si no es para ello que el Consejo Superior de Deportes venda como «histórico» un acuerdo que lo único que hace es pasarle el marrón a otro en los únicos dos temas que de verdad interesan a los implicados: la realización de las pruebas a los jugadores (y quién las paga)y el público en los campos. Reconozco que la presidenta del CSD, Irene Lozano, me sorprendió para bien sin tener ninguna expectativa sobre ella cuando sentó en una misma mesa a Tebas y Rubiales, trancó la puerta y sacó de allí un acuerdo. Al final, parece que el coronavirus no es lo único que se contagia, porque las rencillas y la incompetencia van a ser un problema mayor cuando esto pase.
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