La tejedora de sueños cinematográficos

Aran Gaspar fue nombrada en 2017 miembro numerario de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España en la categoría de dirección artística

Mercedes G. Rojo
16/04/2019
 Actualizado a 17/09/2019
Junto a Lolita y otras intérpretes de ‘Luz de soledad’.
Junto a Lolita y otras intérpretes de ‘Luz de soledad’.
«Nos llamamos Arácnida porque en el campo del arte tejemos todo aquello que necesites para hacer realidad tu proyecto audiovisual». (Arácnida FX).

Así presentan, nuestra protagonista y su socia Marga Prieto la empresa que un día montaron para cumplir sus sueños y colaborar a ver cumplidos los de los demás. Con Aran Gaspar (La Bañeza, 1984), nombre profesional de Aránzazu Gaspar Alonso, abrimos nueva cinematográfica en nuestros caminos artísticos aprovechando las últimas proyecciones en León, del largometraje que le ha supuesto su última candidatura a Mejor dirección artística del Goya: ‘Media hora y un epílogo’, de Epigmenio Rodríguez, donde también participa la actriz roblana Inés Diago (de quien ya hemos hablado en esta sección) y otras mujeres que vendrán más adelante.

Es Aran Gaspar, otra de esas jóvenes llenas de talento que, para cumplir sus sueños, se vieron abocadas a abandonar nuestra provincia. Primer destino: Valladolid, donde realizaría un bachillerato de arte por lo audiovisual. Segundo destino: Salamanca, con licenciatura en Bellas Artes y Comunicación audiovisual convirtiéndola en una artista multidisciplinar capaz de ejercer de ilustradora, diseñadora, artista plástica o escultora, o de desarrollar creaciones para «props» (la utilería empleada en toda producción audiovisual) y atrezo. En este camino, que ya dura diez años, numerosas son las producciones cinematográficas en particular y audiovisuales en general que han contado con su buen hacer: spots publicitarios, algún videojuego, un buen número de cortos (algunos de ellos bien premiados) y siete largometrajes, de los cuales hasta cinco han llevado su candidatura como directora artística a los Goya y uno de ellos (el de Poveda) conseguido reconocimiento internacional, logros de los que se siente muy orgullosa habida cuenta de que ninguno de ellos es una superproducción. También ha abordado otras actividades, docentes y divulgativas, relacionadas con el difícil arte de hacer creíbles las películas: conferencias, master class, exposiciones…, principalmente en colaboración con universidades y festivales de cine.

Y como reconocimiento especial al intenso trabajo de dirección artística en películas de complicada realización y humildes presupuestos (con predominio de una ambientación de época con resultados increíbles) en 2017 es nombrada miembro numerario de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, en tal categoría. Una carta y personal bienvenida de la entonces presidenta Yvonne Blake, le comunican la noticia, merecido reconocimiento a todos los méritos de su aún corta pero intensa carrera. De la llegada a esta institución (a la que es más normal acceder previa petición personal de acceso, con envío de currículo que un tribunal valorará antes de su aceptación) diría en su día a algún medio de comunicación: «que la Academia de Cine se haya fijado en mi trabajo que habla por mí es algo que me llena de orgullo y de responsabilidad. Ahora tengo que hacer honor al mismo y continuar mejorando en todo lo posible, meta que me he marcado desde que comencé mis estudios». Y junto al orgullo, también un cierto sentido crítico con una institución que considera un círculo bastante cerrado en el que la presencia de la mujer es aún muy minoritaria, planteándose con su llegada la posibilidad de ayudar a que ésta adquiera «un enfoque más igualitario, visibilizando a los profesionales técnicos, y más femenino también», a la vez que una organización «más joven, más plural y más justa».

Dentro de todas sus facetas artísticas la que más destaca en Aran G. es la de directora de arte de películas, ese «gran engranaje donde todos los equipos tienen que encajar los unos con otros para que nada falle»; un trabajo complejo «estrechamente ligado con el de dirección» que, desde la preproducción, se responsabiliza de los aspectos visuales globales de la filmación: con el diseño y construcción de los mismos; la realización de decorados, utilería, vestuario, maquillaje y peluquería; la gestión del presupuesto del departamento de arte y la coordinación de todo un equipo que, dependiendo del presupuesto, estará compuesto de múltiples profesionales.

A esta bañezana enamorada del cine, el teatro y la televisión, le queda aún un gran camino por recorrer aunque, dada la valía demostrada hasta ahora, seguro que éste estará plagado de éxitos; no en vano considera que «el arte es un sentimiento que te inunda por dentro y no se detiene hasta que encuentra una salida. Yo no concibo un mundo sin arte –nos dice– ni siquiera un día sin pensar en él, ya que a todos nos gusta lo bello». Y belleza es lo que Aran Gaspar nos ofrece con cada uno de sus trabajos.
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