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La solución de Volkswagen

09/10/2015
 Actualizado a 07/09/2019
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El uso de diésel es un problema mundial de salud relacionado con el cáncer de pulmón. ¿Qué soluciones podría incorporar la industria a una legislación que defiende la salud pública? La respuesta lógica es una mejora tecnológica que sea capaz de superar los niveles legales exigidos. ¡Pues no! Hay una segunda vía, la denominada ‘solución de Volkswagen’, el trucaje. Puesto que resulta imposible respetar los límites de costes y emisiones, Volkswagen optó por la manipulación generalizada de los datos de emisiones en sus motores diésel. Creó un complicado e ingenioso software para que el coche detectara cuándo estaba siendo sometido a una prueba de control de emisiones contaminantes y automáticamente cambiara su régimen de operación para poder superar convenientemente la prueba. ¡Digno de la más sofisticada picaresca española que tantas veces se ha denunciado desde la ‘impoluta legalidad’ alemana!

La potente industrial del automóvil alemana parece que operaba impunemente. La contaminación de sus motores diesel es 40 veces superior al límite permitido por la regulación estadounidense, y varias veces la europea. De haber cumplido con los límites de la Agencia Medioambiental de Americana (EPA) deberían haber emitido en EEUU sólo 1.039 toneladas de gases tóxicos cada año, en vez de las 41.571 que realmente emitió. ¡Un escandalo!

La primera conclusión de la ‘solución de Volkswagen’ es preguntarnos si es compatible la convivencia del coche (especialmente los diesel) y las personas en un mismo espacio si no aceptamos las terribles consecuencias sobre la salud pública. Parece que la industria no encuentra otra solución que el trucaje. Se estima que España hay 20.000 muertes prematuras debido a la contaminación del aire. El coche es el principal responsable de este drama.

La segunda conclusión de la ‘solución de Volkswagen’ es interrogarnos cómo es posible que se trucaran once millones de motores sin que la ‘hipercontroladora’ Unión Europea se haya dado cuenta. Una inmensa desconfianza invade a los ciudadanos. Si esto ha pasado ¿cómo podemos confiar en el control de los grandes lobbies industriales?. ¿Nos podremos fiar de los datos de contaminación de la grandes centrales térmicas? ¿Podremos creer en la veracidad del etiquetado de las inmensas corporaciones agroalimentarias? ¿Deberíamos creer en la pruebas de los medicamentos de la industria farmacéutica? Lamentablemente ¡quién nos asegura que ‘solución de Volkswagen’ no sea la regla y no la excepción!
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