Imagen Juan María García Campal

La soledad del jacobino

11/11/2020
 Actualizado a 11/11/2020
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Seguro que no soy el único que en esta realidad que vivimos –cruel en tantos aspectos– al que le parece que «Suena el tiempo a desalmado y roto» como dice el verso inicial del poema ‘De ceniza’ de don Victoriano Crémer en el poemario ‘La resistencia de la espiga’ y a cuya lectura vuelvo muchas veces. Sobremanera, en épocas en que siento que, en algunos aspectos de la existencia, voy «a corazón perdido entre la niebla».

Regreso hoy de nuevo a él, el poema, porque menoscabado mi ánimo por la acechante pandemia –cada vez caen más y más cerca sus bombas–, a mayores, en el terreno político, es decir, en lo cotidiano por ciudadano y convivencial, «Me busco por la tierra y no me encuentro», que comienza la segunda estrofa del poema al que hoy me asgo como a tabla de salvación.

No me creerán, pero, a veces, dudo de si no me sería mejor seguir ensogado a algunos amenes, a alguna fe, a algunos dogmas que me evitasen este repudio a los silencios cómplices (el que calla…), es decir, hoy la defensa de la cultura democrática que se me dio y procuro acrecentar. Bien sé que si, amén de constitucional, me declaro jacobino en lo concerniente al Estado y la cosa pública o ‘res publica’, he de sentirme políticamente más bien solo en esta España de nacionalidades y regiones, pero no hasta el punto de callar mientras se «desnuda de sombras la arboleda».

Porque sí, jacobino, concibo el Estado como protector de su ciudadanía. Pero el Estado, sus tres poderes. Y en el caso de la lucha contra las noticias falsas, por qué no –y para que no se nos tenga por sujetos pasivos– también ciudadanos independientes de la profesión periodística. No solo el gobierno o ejecutivo como, lamentablemente, ha dispuesto con su «Procedimiento de actuación contra la desinformación». Hasta si la libertad de información y expresión se tratara del juego de indios y vaqueros, le diría que se le ve el plumero. Somos ciudadanos, no infantes. De eso ya sobra.

Y así, constitucional y jacobino, no alcanzo a entender, o sí y esto es lo peor, que, en el nuevo proyecto de ley de educación, PSOE, Podemos y ERC hayan pactado y aprobado la enmienda transaccional que elimina la referencia al castellano, lengua oficial del Estado, como lengua vehicular en la educación.

Sí, así es la soledad de este jacobino en política, es decir, en lo cotidiano por ciudadano y convivencial. Y así, «De ceniza me siento y de amargura». Y así, «Vivo agarrado al aire que me apura/ sin poder liberarme del asedio». ¡Ay Crémer!

¡Salud!, y buena semana hagamos y tengamos.
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