La sequía y los costes lastran un año de récord de facturación para el campo leonés

La renta agraria descendió a pesar de que la producción alcanzó precios altos debido a la tendencia inflacionista de los mercados

Cristina Centeno
10/01/2023
 Actualizado a 10/01/2023
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La sequía y los altos costes de producción marcaron el 2022 para el campo leonés. Un año "bastante malo" en lo que a producción agrícola se refiere, según el informe anual presentado este martes por la Asociación de Jóvenes Agricultores (Asaja). 

La agricultura y la ganadería de la provincia alcanzaron un récord de facturación de 933 millones de euros, que no se vio reflejado en la renta agraria, que se redujo. El motivo principal fue el incremento de costes como la energía, los carburantes, los piensos o los fertilizantes. El sector primario tuvo que pagar cerca de un 30 % más para adquirir todo lo necesario para sacar adelante su producción, según aseguró el secretario general de Asaja León, José Antonio Turrado, quien cifró en más de 690 millones los costes, una cifra que apretó los márgenes haciendo caer la renta agraria un 14 por ciento respecto al año 2021. Quitando además gastos derivados del arrendamiento de tierras, de intereses financieros y de salarios pagados, la renta empresarial agraria por ocupado profesional cae hasta los 20.673 euros anuales, casi un 18 por ciento inferior a la del ejercicio anterior.

La guerra de Ucrania y la tendencia inflacionistas marcaron unos precios "de récord" en muchos de los productos vendidos por agricultores y ganaderos leoneses, especialmente en aquellos que dependen más de las fluctuaciones de los mercados internacionales. Sin embargo, la menor producción total por la climatología adversa y los altos costes explican que este dato tenga una "doble lectura" y no sea tan positivo como aparenta, según explicó el presidente de la organización agraria en la provincia, Arsenio García Vidal. 

En cuanto a la agricultura, fue un año "nefasto" para los cultivos de secano, especialmente para los cereales de invierno, que sufrieron la falta de precipitaciones durante los meses de abril, mayo y junio, lo que lastró su desarrollo. La producción superó las 300.000 toneladas, siendo casi un 18 por ciento inferior al 2021 a pesar de que se sembraron más hectáreas. El trigo sigue siendo mayoritario, con más de un 66 por ciento de la superficie dedicada a estos cultivos. También fueron malas las producciones de girasol y colza, que se presentaron como cultivos alternativos en parcelas de secano. 

También el regadío se vio afectado por las olas de calor del verano, que redujeron las producciones principalmente de maíz. Este cultivo sigue siendo el más relevante para el campo leonés y supone un 30 % de la facturación total del sector agrario en la provincia. La superficie continúa creciendo en consonancia con la tendencia de los últimos años, que se apoya en el desarrollo y modernización de los regadíos.

En este sentido, el presidente de Asaja recordó que las caídas principales de producción en regadío se dieron en el tradicional, especialmente en las zonas dependientes del embalse de Villameca, mientras que las zonas modernizadas se convirtieron en la tabla de salvación para el campo leonés en el año 2022. "Los pantanos aguantaron y en la situación actual no hay motivo especial para preocuparse", aseguró por su parte el secretario general de la organización, José Antonio Turrado, quien también repasó el resto de cultivos haciendo especial hincapié en los forrajes como parte "fundamental" para la provincia y que también registraron una campaña "desastrosa" durante el pasado ejercicio. 

En lo que se refiere a la ganadería, el informe anual de Asaja destaca que siguen creciendo los censos de porcino y de pollos de engorde, mientras se reduce el de vacuno, especialmente el dedicado a producción láctea. La provincia cuenta con un 5 por ciento menos de vacas lecheras que el pasado 2022. Este sector en concreto ha experimentado cambios importantes durante el 2022. La mayor parte del año los ganaderos de leche de la provincia tuvieron que asumir pérdidas por los altos costes de producción y los bajos precios de la leche, una tendencia que comenzó a equilibrarse en el último trimestre del año, periodo en el que las industrias han comenzado a revisar los contratos al alza para hacer frente a la escasa oferta llegando a firmar contratos de 59 y 60 céntimos de euros por cada litro de leche. 

Los retos para 2023


El año que acaba de comenzar se presenta también con importantes retos que afrontar para el campo leonés. Asaja León mostró especial preocupación por la aplicación de la nueva Política Agraria Común (PAC). "La burocracia nos va a comer, no está ni siquiera muy claro de que PAC han hecho", alertó Arsenio García criticando las medidas "falsamente medioambientalistas" que se han tomado desde Europa que "nos van a obligar a producir menos y a mayor coste", lo que obligará a su juicio a importar más de terceros países que no cumplen con todos los requisitos impuestos aquí. En la misma línea se mostró José Antonio Turrado, quien espera que la nueva PAC se aplica de la forma "menos traumática posible" para el campo leonés. 

Por otro lado, Asaja León asegura que seguirá "forzando" a las administraciones para que avancen en la modernización de regadíos pendientes en la provincia, cerrando "de inmediato" el mapa de Payuelos. En el mismo sentido, piden a la Junta de Castilla y León que se entreguen "cuanto antes y bien" las nuevas parcelas resultantes de la concentración de Los Oteros.

En cuanto a los precios, la organización agraria confía en que la situación se comience a equilibrar y piden el cumplimiento estricto de la Ley de la Cadena Alimentaria para que ningún productor venda a pérdidas. 

Por último, fijan como reto "minimizar el impacto de las energías renovables" sobre la agricultura y la ganadería, ya que en muchas ocasiones la instalación de macroparques fotovoltaicos y eólicos, así como sus correspondientes líneas de evacuación, "van en detrimento de los intereses" del campo leonés, denunció Turrado. 
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