La sequía y las heladas merman la producción de miel en Léon

El precio de la miel, aunque de gran calidad, está por encima al de otras mieles llegadas de otros países

L.N.C.
15/11/2018
 Actualizado a 07/09/2019
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El sector apícola no está viviendo su mejor momento. Lleva tiempo denunciando la precaria y preocupante situación que atraviesa y ahora son las cifras las que confirman este extremo. Aunque en el último ejercicio, 2017, el número de colmenas en Castilla y León sufrió un ligero descenso casi imperceptible del 0,31 % (1.348 colmenas menos) respecto al año 2016, la producción cayó en picado y se quedó en 2.311 toneladas, lo que supuso un 52,76 % menos respecto a las casi 5.000 toneladas obtenidas un año antes.

Las causas son claras. La fuerte sequía que afectó a toda España pero que tuvo una incidencia importante en Castilla y León, así como la heladas del mes de mayo que impidieron la correcta floración, lo que llevó aparejada la muerte de casi la mitad de las abejas. A todo ello hay que sumar el precio de la miel, que aunque de gran calidad, está por encima al de otras mieles llegadas de otros países.

Y todo ello a pesar de que Castilla y León sigue siendo un referente en la materia, ya que es la tercera comunidad con un mayor número de colmenas (429.418) tan solo por detrás de Andalucía (624.336) y de Extremadura (623.804). Sin embargo, en lo que a producción se refiere, cae hasta el cuarto lugar, con 2.311 toneladas, por detrás nuevamente de Andalucía (7.377 toneladas), Comunidad Valenciana (5.844) y Extremadura (4.301), según los datos facilitados por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

En producción no fue solo Castilla y León la comunidad que notó las consecuencias de la climatología y diferentes amenazas, al ser la segunda con mayor descenso (52,76 %), precedida por La Rioja (56,24 %), sino que también cayó de forma importante en Canarias (43,21 %). La tendencia contraria se registró en Extremadura, donde la producción creció en algo más del 29 %; en Madrid y Andalucía.

Por provincias, en Castilla y León se percibió un descenso generalizado en la producción de miel en el último año, con especial incidencia en León, donde fue de un 79,47 % (de 749 a 154 toneladas) y en la provincia de Soria, donde cayó en más del 58 % (de 95 a 40 toneladas). También se produjeron reducciones de más de la mitad de la producción en los casos de Salamanca (de 2.785 a 1.247 toneladas); o en Palencia (de 169 a 77 toneladas).

También disminuyó la producción en los casos de Zamora, en un 48 % (de 580 a 300 toneladas); en Valladolid en casi un 29 % (de 70 a 50 toneladas); y en Ávila en casi un 24 % (de 96 a 23 toneladas). Por el contrario, en la provincia de Segovia apenas varió la producción de miel en el último año, y tan solo se registró crecimiento en el caso de Burgos, donde aumentó en un 10,5 %, desde las 224 a las 248 toneladas.

Más presión

Aunque este año han mejorado las cosas, el principal inconveniente a día de hoy son los precios, que están «muy bajos», por debajo de los tres euros por kilo, que en ocasiones no cubre los costes de producción. De esta manera, el mercado se encuentra «muy parado», algo que el apicultor, perteneciente a Asaja, Castor Fernández, atribuye fundamentalmente a los precios, aunque estima que puede haber otros factores.

Los apicultores piden «más controles» a las mieles llegadas desde el exterior, porque las importaciones no han descendido, lo que evidencia que el consumo interno sigue existiendo. Sin embargo, las mieles del exterior llegan a 1,2 o 1,3 euros «sin ningún control» porque el producto «se está adulterando mucho» y se está recibiendo mucha miel de fuera que «no es miel» y que en ocasiones es «un sirope de arroz o de maíz», lamentó.

El responsable del sector apícola de Coag en Castilla y León y coordinador autonómico de la organización, Aurelio Pérez, coincide en que uno de los problemas que tiene ahora el sector, después de un año «muy bueno» en recuperación de enjambres pero en el que no se lleva a los niveles de miel importantes, es el de los precios, que han caído a la mitad de años normales, lo que se ha convertido en «un gran problema». Se suma a la crítica de la mala calidad de la miel que se importa, en especial de China y Sudamérica, en muchos casos para mezclarla con miel nacional para darle «color y textura» y exportar la mezcla. De ahí que en los envases pueda leerse que se trata de mieles «procedentes y no procedentes de la Unión Europea», una controversia que lleva a reclamar que se indique «con claridad» el origen del producto «para que los consumidores escojan».

Compromiso político

Para frenar esta problemática con los precios, el responsable apícola de UCCL, Juan Carlos Pérez, reclama un «compromiso político» tanto por parte del Estado como de la Comunidad, porque augura que será «tarde» si este llega cuando se haya perdido el 80 por ciento de los productores del sector. Para ello se pide también un etiquetado «claro», aunque reconoce que a los importadores no les interesa que figure claramente el origen del producto, lo que supone «un jaleo» que beneficia a los grandes importadores y envasadores.

«El sector apícola tiene ahora una implantación de un sector profesional, con explotaciones que están desapareciendo en detrimento de un colectivo más jovista no profesional, que lo tiene como una actividad más lúdica», dijo Pérez. «Cuando se pierde al profesional, se pierde el potencial», reflexionó.
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