La segunda vida de los colegios cerrados

Sirvieron para enseñar, pero la falta de alumnos ha reconvertido estos edificios en los que ahora en vez de pizarra tienen barra de bar o sala de velar difuntos

Teresa Giganto
14/01/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Charles, tras la barra del bar en el que se han convertido las viejas escuelas de Matadeón de los Oteros. | T.G.
Charles, tras la barra del bar en el que se han convertido las viejas escuelas de Matadeón de los Oteros. | T.G.
Ya no son niños los que juegan en su patio y en sus pizarras hace tiempo que no duermen ecuaciones ni análisis sintácticos. Aquellas pequeñas sillas y mesas ya no están ocupadas por el futuro del pueblo, que hace años hizo las maletas precisamente para buscar un porvenir alejado del medio rural. Faltan oportunidades para asentar población, escasea una apuesta decida por la pervivencia de la escuela rural y también en muchos casos no hay infraestructuras suficientes para los servicios en estas zonas, lo cual hace que las que haya se intenten aprovechar al máximo.

En San Millán de los Caballeros el Ayuntamiento ha reconvertido las escuelas en casas para alquilarAsí es como las escuelas de muchos pueblos de la provincia de León han vuelto a llenarse tras haber tenido que cerrar sus puertas por falta de alumnos, aunque no sea precisamente con el fin inicial de su construcción. Bares, escuelas de adultos, salones multiusos y hasta un velatorio o una improvisada iglesia. Así es la segunda vida de algunos colegios que tuvieron que cerrar en León.


Villademor de la Vega

En Villademor de la Vega este es el primer curso que las escuelas permanecen cerradas. Al menos para los escolares. Los pocos que quedaban fueron trasladados al comarcal de Valencia de Don Juan por no ser los suficientes para mantenerlas abiertas. Atrás quedaron aquellos años de bullicio en el patio del Juan XXIII, unas instalaciones que se inauguraron a comienzos de los años 90 dejando atrás las viejas aulas que estaban ubicadas junto al Ayuntamiento de la localidad. Biblioteca, sala de profesores, despacho de la dirección, amplios pasillos, aulas impecables... No faltaba un detalle. Los primeros años no quedaba una silla vacía, pero los nacimientos fueron mermando y con ello lo hizo también el número de escolares hasta el punto de que las ‘quintadas’ pasaron de sumarse por decenas a ni siquiera superar las tres unidades. Ahora son los mayores quienes acuden a esas aulas en las que imparten cursos para ejercitar la memoria, clases de cultura general para adultos e informática.

San Millán de los Caballeros

A pocos kilómetros de Villademor de la Vega está San Millán de los Caballeros. Allí ya hace más de cinco años que su colegio cerró (también por el azote de la despoblación). Ahora el Ayuntamiento de la localidad ha encontrado un uso que darle a las instalaciones, las cuales ha sometido a una profunda reforma para reconvertirlas en pequeñas casas de alquiler. «Mucha gente nos demanda casas para alquilar ya que en el pueblo apenas quedan», explica José Alberto García, alcalde del pueblo. Así que esta será la segunda oportunidad de las escuelas de San Millán.

Valderas

En Valderas sí quedan alumnos para ir al colegio pero no tantos como los que hicieron que fuese necesaria la construcción de un segundo edificio. El primero, el Colegio Público Nuestra Señora del Socorro, fue construido a principios de la década de los 70, cuando destruyeron las antiguas escuelas para hacer este edificio. Su inauguración fue en el año 1972 pero en el curso 1997/1998 cerró sus puertas y es ahora el Centro Cultural González de Lama. Su salón de actos es utilizado para multitud de actividades de los vecinos que cuentan además en el edificio con la sede de la Asociación de Mujeres de Valderas (Amuva) y de la Asociación Taurina Bendita Afición. Con entradas independientes, las instalaciones albergan también la oficina de Correos y la del Juzgado de Paz de la localidad.

Matadeón de los Oteros

¡Vaya disgusto se llevaron en Matadeón el pasado mes de julio! El bar que había cerraba y por lo tanto se quedaban sin punto de encuentro. El Ayuntamiento de la localidad se puso entonces manos a la obra para buscar la manera de habilitar un local como teleclub. Pusieron entonces la vista en las antiguas escuelas reconvertidas ya desde hace años en un gran salón multiusos y en el que aún quedaba espacio para acoger una actividad más: el bar. Fueron muchos los vecinos que contribuyeron en sacarlo adelante y todas las manos eran pocas para avanzar con el arreglo del local a lo que contribuyó económicamente tanto el Ayuntamiento de la localidad como la Diputación de León y, en mayor medida, la Junta Vecinal.

Hasta las viejas escuelas ha llegado ahora Charles, un joven natural de República Dominicana que lleva 11 años en España y que dejó su trabajo en una fábrica de quesos para lanzarse a la aventura de ser el regente de un bar en los Oteros. «Lo que más me gusta de este pueblo es su gente, el trato que me dan y su apoyo», explica Charles, con quienes los vecinos están encantados después de haber pasado por el ‘mal trago’ de estar medio año sin un bar en el pueblo. Ahora vuelven todos los días a la escuela pero no para aprender, si no para compartir un rato de ocio con los vecinos.

El alcalde de la localidad, Miguel Ángel Lozano, explica que las escuelas cerraron en 1978 de manera «inexplicable» ya que por aquel entonces había una treintena de alumnos que posibilitaban su funcionamiento. Entonces los escolares pasaron al centro de educación comarcal de Valencia de Don Juan hasta donde se siguen desplazando hoy los siete escolares con los que cuenta Matadeón de los Oteros y que serían por lo tanto suficientes para mantener las aulas abiertas.

Santa María de los Oteros

Al Ayuntamiento de Matadeón pertenece la pedanía de Santa María de los Oteros. Allí sigue vigía junto a la carretera la torre de su iglesia cuyo tejado ha sido recientemente restaurado. A su lado reposan los vestigios de la nave que configuraba el templo y que derribaron por su mal estado en la década de los años 80. Y a falta de iglesia, buena fue la escuela para reconvertirla en un templo.

A ella trasladaron el sagrario y algunas tallas de la desaparecida iglesia. También hasta los Oteros viajaron unos bancos para sentarse procedentes de una iglesia de las que quedaron anegadas con la construcción del embalse de Riaño. Lo cuenta una de las pocas vecinas que quedan en esta localidad donde tan solo a diario hay dos casas abiertas y donde «si hay misa una vez al mes, vamos bien», comenta a la puerta de las viejas escuelas que calcula que lleven unos 60 años cerradas.

Cimanes de la Vega

Más al sur, poco antes de la frontera con la provincia de Zamora, está Cimanes de la Vega. Allí las escuelas permanecen cerradas a cal y canto. Sin embargo, sí se utilizan las escuelas viejas que se reconvirtieron en velatorio. «Para el cementerio sobran clientes, pero las escuelas será difícil que las veamos más abiertas».
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