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La sanidad universal

09/12/2019
 Actualizado a 09/12/2019
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Este fin de semana supimos que Sacyl ya atiende a más de 10.000 extranjeros irregulares. Y si tenía alguna expectativa de mejora o incluso si el dato en sí no le llama la atención, la misma estadística advierte de que la cifra no para de crecer al ritmo de un 20 por ciento anual. Claro que no vamos a dejar morir a nadie y que a veces hay más razones humanitarias que económicas, por supuesto; pero o los que mandan y administran el dinero público ponen solución o el sistema estalla.

Y dicho esto, si defiende el todos somos iguales, los derechos sin obligaciones y el que paguen los que pueden para que ‘Papá Estado’ pueda sostener el sistema social por encima de todo lo demás, le invito a que deje de leer y coja la pancarta o se ponga a despotricar en las redes sociales. Más que nada porque en ese caso pongo en duda que se haya levantado a las seis de la mañana para ganarse el pan como autónomo y es difícil que tenga que preocuparse por administrar su propia empresa para no echar a nadie y que los números salgan bien después de pagar todo lo que le exijan cotizar.

Así que le cuento esto de los extranjeros –sean inmigrantes que vienen en patera con las manos vacías buscando un futuro o señores británicos o alemanes que llegan en avión o en un crucero de lujo a operarse a España por la cara– a usted, leonés que paga sus impuestos y tiene que hacerse una resonancia porque no se tiene en pie de trabajar, pero le han dado cita para dentro de nueve meses.

También se lo cuento a usted, querido cabreirés, que sabe que si tiene la desgracia de sufrir un ictus o un infarto en Corporales va llegar antes la funeraria que una ambulancia medicalizada para llevarle a León. Y a usted, apreciado ponferradino, que por muchos ‘abrazos’ que dé al hospital berciano ha de sobrellevar las carencias de profesionales y servicios.

Y se lo cuento a usted, que vive en Las Omañas, en Laciana, La Valduerna, La Cepeda o en Picos de Europa y está cansado ver el cartel de ‘no hay consulta’ y sabe lo que es el peregrinar a León para hacerse una radiografía o tiene un bebé que cuando necesitó urgencias pediátricas no las había. Pues eso, tome nota: 10.000, al año y subiendo, por la cara. Y luego, evidentemente, siga pagando.
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