Esta ave tan ligada a entornos urbanos y rurales, ha sido objeto de múltiples supersticiones a lo largo del tiempo. Tras ese «temido» animal, se esconde sin embargo una elegante rapaz nocturna con un inmaculado plumaje blanco. A plena luz del día, o como es el caso bajo la luz del flash, podemos ver unos tonos crema y un moteado en el pecho. Llama la atención el disco facial en forma de corazón.


El chillido de la lechuza tiene buena parte de la culpa de ese pasado esotérico o ligado a la brujería, ya que es ciertamente escalofriante, ya que asemeja a un grito lastimero un tanto estridente.
Entre los meses de marzo y octubre la lechuza común cría una, dos y hasta en casos excepcionales tres veces. Los pollos de lechuza son de todo menos guapos, y si tienes la suerte de que aniden bajo tu tejado podrás comprobar además lo ruidosos que pueden llegar a ser.
Las fotos de este articulo han sido realizadas gracias al tremendo trabajo de Fernando Sánchez de Hides del Tietar, que ha conseguido que sea una tarea sencilla fotografiar a esta escurridiza ave nocturna.