La Recuelga: Y si una ciudadana...

Erundina Rodríguez Pereda
05/12/2022
 Actualizado a 05/12/2022
Imagen de La Recuelga.
Imagen de La Recuelga.
Soy una ciudadana que me considero demócrata y votante. Vinculada siempre, de por vida, al mundo de la minería. He visto el esplendor y muerte de nuestras cuencas mineras, y no sé cuántas cosas más. Un buen día del mes de enero, precisamente el 11 de 2022, de golpe, se me pusieron los pelos de punta al leer en la versión digital de un periódico local: «El parque solar de La Recuelga implica el derribo de instalaciones industriales»
Inmediatamente, sin salir del aturdimiento inicial, a través de amigas, les pedí que preguntasen a los concejales del ayuntamiento ¿qué es eso? La respuesta fue que no sabían nada. No daba crédito a semejante despropósito, desinterés y desinformación.

No obstante, pensaba para mí y lo comenté: «bueno, crearán muchos puestos de trabajo, podrán volver algunos de los hijos que se han tenido que ir, dejarán de cerrar los bares, volverán a abrir los consultorios médicos en los pueblos de alrededor, tendremos nuevamente una oficina bancaria cerca, volverán a llegar los ALSAS a los pueblos otra vez…

Es un sacrificio demasiado grande, pero todo sea por volver a traer vida al valle y a estos pueblos».
Mientras tanto, en el móvil que me había regalado mi hija por mi cumpleaños para que pudiera ver y hablar con mis nietas cada semana, busco en Guguel (Google), «Geninvest», pero no encuentro gran cosa. Una información limitadísima que no me dice nada, poco más de lo que ponía en el artículo; que tiene sede en Madrid. Hablando con los del pueblo, unos dicen «... qué más da si ese lavadero ya está hecho una ruina, que lo tiren, no sirve para nada».

En cambio, otros, recuerdan que allí empezaron su vida laboral, otros tuvieron a sus padres, a sus abuelos. Eran años difíciles, pero eso nos permitió salir adelante con cierta holgura, y aunque ahora el edificio lo han dejado como poco más que un esqueleto, y en la explanada que antes era una balsa, luego un amasijo de hierros de color amarillo y varias estructuras de chapa de lo que fue una empresa de áridos de Victorino Alonso, Los sentimientos propios y de muchos hombres y mujeres de todos los pueblos de alrededor, los tenemos apegados a ese lugar. Entre ellos, yo misma por poco tiempo, algunas de mis tías y amigas de Páramo, Sorbeda, El Puente, Santa Cruz, Hospital, Matarrosa, La Vega…

Nadie sabe nada.
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