La raquetada del valle de Valdeón

Un clásico de estas fechas que se celebró el pasado 7 de marzo

Isidoro R. Cubillas / Vicente García
13/03/2020
 Actualizado a 13/03/2020
Desde el Collado Viejo. | VICENTE GARCÍA
Desde el Collado Viejo. | VICENTE GARCÍA
Son numerosas las convocatorias de paseos con raquetas en estos meses de invierno, en lo que la nieve cubre la mayor parte de las montañas leonesas. Sin embargo este año la nieve ha sido muy irregular porque cuando ha cubierto las montañas se ha perdido rápidamente. Esta actividad se programa con antelación, por lo que no se puede tener una previsión exacta de cómo se encontrará el terreno en el momento en que se celebre y a veces ha sido necesario posponerlas o anularlas, aunque no ha sido así en esta ocasión.

La raquetada de Valdeónes uno de los clásicos de esta actividad. Organizada por el Ayuntamiento de Valdeón con la colaboración de la Guardería y vecinos y amigos del valle se celebra un sábado en los meses de invierno y este año el día elegido fue el sábado 7 de marzo. El día anterior, viernes, cayó una nevada que cubrió el valle de Valdeón. Por la mañana el sábado llovía y por encima del puerto nevaba, pero a medida que transcurría la mañana fue despejando hasta quedar un día magnífico. Con abundante sol casi ya de primavera.

Participaron más de las 250 personas que completaron el recorrido, entre 4 y más de 70 años, así como numerosos voluntarios que colaboraron en la recepción, señalización y desarrollo del recorrido. Al finalizar hubo una comida en el polideportivo de Posada. El día se inició con lluvia en las zonas bajas y nieve en las altas que fue cambiando poco a poco hasta acabar con un buen día, por lo que se pudieron contemplar nítidamente los tres macizos de los Picos de Europa.La rutaSe llega al alto del puerto de Panderruedas para dejar el vehículo en el aparcamiento que hay en la campa, para entrar en las praderas del área de descanso, hacia un camino que conduce al mirador de Piedrashitas, una mole de cemento que se está deteriorando por el tiempo y con una vista impresionante a los macizos central y oriental de los Picos de Europa. A continuación se toma el camino que continúa a través del bosque de hayas, bordeando horizontalmente la falda del Pico Camborisco (1.713 m.), para llegar al arroyo que nos conducirá a unas praderas, junto al Pico Piedrashitas (1.569 m.), con una pequeña caseta donde podremos hacer un descanso y contemplar el maravilloso espectáculo de los macizos de los Picos de Europa.Sin embargo la ruta continúa por un pequeño sendero que asciende por la otra vertiente del Pico Camborisco, por donde se asciende hacia el Collado Viejo, donde la senda continúa hacia el valle de Sajambre, aunque esta ruta exige continuar ascendiendo en dirección a la Cerra Centenal (1.768 m.). El camino se empina cada vez más discurriendo por una pequeña senda entre brezos y escobas, con vistas al valle de Sajambre y las imponentes moles de los Picos de Mampodre, Peña Ten y Pileñes en la lejanía.Tras dar una serie de vueltas y revueltas el sendero llega a una zona rocosa y continúa por una zona más llana, y ya más suave con la vista del pico Jario (1.914 m.) hacia en Norte. Si se continúa ascendiendo se llega a la cresta entre los valles de Sajambre y Valdeón con vistas a los Picos de Europa. Se pueder contemplar la cumbres más importantes del macizo occidental de los Picos de Europa, como los Moledizos, La Bermeja, así como la Torre del Torco y Torre Santa, también, en el macizo central, la Torre de La Palanca y el Llambrión, así como el sector de la Torre Friero.También se puede avanzar por debajo aunque sin vistas al valle y montañas de Valdeón. Se pasa bajo la Pica Guadañas (1.729 m.), llegando al final a la collada de Dobres a 1.756 metros de altitud, la más elevada de la ruta.

En este punto nace un camino que va al Pico Jario, que se ve al fondo, aunque se debe seguir el que va hacia abajo, descendiendo por unas verdes praderas, aunque luego se gira un poco hacia la derecha por los caminos que descienden hacia la majada de Dobres en un idílico paisaje.

Al final se llega a una zona donde se bifurcan los caminos, uno de ellos continúa hacia arriba, que llevará hasta el Frade, pero se debe tomar el camino de descenso que se adentra en la espesura de un bosque de hayas, y desciende vertiginosamente hacia el valle, cruzando cantarines arroyos, bosques de diversos tipos de árboles predominando las hayas, robles milenarios y un sinfín de mágicos elementos encantadores que despertarán todos los sentidos.

El descenso se adentra luego en el corazón del hayedo. Árboles que luchan por hacerse un hueco en su ascenso hacia el cielo, cuyas hojas apenas dejan pasar los rayos del sol, descendiendo, siempre descendiendo por estrechos caminos siempre bien marcados. La senda es clara y no debería tener pérdida. En algunas zonas, en las que es posible que se pierda el camino o que haya dudas, se han colocado montoncitos de piedra o hitos para evitar posibles confusiones, sobre todo si, como ocurre a menudo por estos parajes, le da por bajar la niebla.

La bajada es larga y hay que tener cuidado con las rodillas y procurar controlar el esfuerzo. Más tarde la cuesta abajo se suaviza un poco y tras cruzar un último arroyo se llega a la majada de Argoya, señalizada, donde se toma la pista de Llos, que baja hasta Caldevilla.

El descenso por la pista es largo, pero poco complicado. Se va abriendo el valle del arroyo de Argoya para llegar al final al del río Cares y poco a poco entre prados, pastos y fresnos se llega al pueblo de Caldevilla, a partir del cual el camino está asfaltado, pasando por Soto hasta llegar a Posada.
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