La pugna en la que cazurros y asturianos no eran hermanos

La estación de esquí de San Isidro es el ‘buque insignia’ del esquí en León y fue en aquellos años setenta que repasamos cada semana en este espacio cuando arrancó e inició su desarrollo después de una soterrada ‘batalla’ con Asturias, que en este asunto aparcaron el viejo dicho de "cazurros y asturianos... primos hermanos"

Fulgencio Fernández
16/01/2023
 Actualizado a 16/01/2023
Alonso Lombas, impulsor de la estación, y otras autoridades de la época en una visita a San Isidro. | FERNANDO RUBIO
Alonso Lombas, impulsor de la estación, y otras autoridades de la época en una visita a San Isidro. | FERNANDO RUBIO
Decidimos esta semana hacerle caso, con fe ciega, a los hombres y mujeres del tiempo y creer sus augurios de que llegaba la gran nevada. No se si no habrá sido un exceso de fe pues al cierre de esta edición, que decían los clásicos, en la montaña leonesa sigue sin caer ni un copo de nieve.

El caso es que el convencimiento de que se avecinaba la primera nevada nos llevó a poner los recuerdos en el lugar de la provincia que más tiene que ver con la afición al esquí: La estación de San Isidro, en lo alto del municipio de Puebla de Lillo. Con el añadido muy pertinente de que fue precisamente en los años setenta cuando se puso en marcha —como tal estación— y cuando colaboró de manera activa al boom del esquí en la provincia; hasta entonces reducido a aficionados reunidos en torno a algunos grupos de montaña y esquí y, sobre todo, a las comarcas con más copiosas nevadas; como pudiera ser la montaña de Riaño, con los históricos campeones de Maraña; los de la montaña central, vinculados a la estación asturianade titularidad (asturleonesa de uso) de Valgrande Pajares; y en Laciana alrededor de Leitariegos.

La inauguración de la estación leonesa, en el año 1974, vino precedida de una larga etapa de desencuentros entre autoridades leonesas y los responsables de la estación asturiana de Pajares Recupera de su archivo Fernando Rubio dos grupos de fotografías; unas del año 75,un año después de su inauguración oficial; y otras del 73, un año antes de su puesta en marcha y en la que se recoge la puesta en marcha de algo fundamental para abrir la estación, la «flota» de máquinas quitanieves; que puede parecer un poco ‘ridícula’ vista con ojos de hoy pero que en aquel momento propició que hubiera gente que iba simplemente a verlas, incluso paradas.

Recuerda Fernando la historia oficial de la estación: «Sus instalaciones se encuentran en los términos municipales de Puebla de Lillo y Valdelugueros, que se corresponden con los valles del Alto Porma y del Alto Curueño. Es propiedad de la Diputación Provincial de León, que se encarga de su gestión. Fue inaugurada en 1974, siendo Presidente de la Diputación Emiliano Alonso Sánchez-Lombas, principal valedor de la Estación de Esquí durante su mandato entre 1971 y 1979». (Y que es una de las autoridades que aparece en las fotos de las quitanieves).

Pero un incluso controvertido antes en la creación de la estación, uno de esos momentos en los que se aparcó el viejo dicho de «cazurros y asturianos, primos hermanos» y es que, decía una de las crónicas de la época, «los asturianos pretenden que seamos más primos y menos hermanos». En fin.



Recuerda Rubio aquellos antecedentes belicosos de los años 60: «Los anteriores presidentes de la Diputación, Eguiagaray (1958-1964) y Antonio del Valle (1964-1971) negociaron con la estación asturiana de Pajares, en funcionamiento desde 1953, un ‘estrategia común para la nieve’; pero no llegaron a un acuerdo con Jesús Suárez-Valgrande (Chus Valgrande) y decidieron centrar su apuesta en San Isidro, pero no se acabaron ahí los problemas pues hubo después otros recordados conflictos de lindes.
Fue la batalla que Fernando Rubio llama «la oposición asturiana frente al tesón cazurro», que logró que finalmente la estación fuera una realidad en diversas etapas y permitiera gozar durante décadas a los aficionados leoneses al esquí, que acuden en masa durante la temporada.

Los últimos años (desde el 2015, que fue un año de grandes nevadas) han sido complicados, ha comenzado a escasear la nieve pero esta temporada 2022-2023 ha pasado de difícil a «altamente preocupante». Ya se han perdido dos de las joyas de la temporada, el puente de la Constitución y Navidad, con la estación cerrada y si la nieve que venga —si viene— no llega hasta Semana Santa la temporada se antoja difícil de salvar, al menos en lo económico.

Es curioso que en los accesos a la estación haya una pintada premonitoria: «Dios ha muerto, Marx ha muerto, yo tengo fiebre y de nevar no está».
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