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La provincia añorada

01/03/2020
 Actualizado a 01/03/2020
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La política-ficción vale de poco en la vida práctica, aunque tiene su papel en el no menos imprescindible territorio de los sueños. Hace ahora doscientos años que el Bierzo tuvo rango de provincia. Eso no fue ficción. Una provincia que llevaba el nombre de su capital, Villafranca. La bella ciudad del Burbia y del Valcarce, con apenas dos mil habitantes, tenía el mismo rango administrativo que Barcelona o Sevilla, lo que no deja de ser sensacional.

Aquella provincia solo duró tres años. Fue sacrificada junto con otra: Xátiva. Las dos demarcaciones, tan alejadas, fueron liquidadas no sabemos muy bien por qué. Xátiva se incorporó a Valencia, y Villafranca a León. Si la provincia berciana –que también integraba a las gallegas tierras de Valdeorras y O Bolo– hubiera continuado existiendo, como las otras 49 (Canarias entonces era sólo una provincia y no dos) llegado el momento de la nueva Constitución de 1978, que establece el régimen autonómico, se habría planteado algo muy curioso: ¿con quién iría la provincia de Villafranca del Bierzo? ¿Con Galicia? Parecería más probable que no, que la incorporarían a León. A una autonomía leonesa que, puestos a seguir soñando, sería biprovincial: León y El Bierzo. Porque lo de unir a zamoranos y salmantinos al proyecto, nunca tuvo visos de cumplirse.

Hay una variante, todavía más poética, que nos llevaría a pensar que el Bierzo podría ser hoy una autonomía uniprovincial. Como la Rioja. Y el resto de León continuar incluido en esa epifanía inconsolidable de lo «castellano-leonés». Sí, podría ser. Porque es muy probable que los bercianos de hace cuarenta años hubieran preferido ser uniprovinciales. Ser la autonomía más diminuta de España, pero con el mismo rango que Andalucía o la Comunidad Valenciana. De igual modo que Mondoñedo, pese a sus pocos vecinos, es sede episcopal de raigambre. Como también lo son Murcia o Málaga. Las pequeñas prefecturas tienen un encanto especial.

No podemos eludir, por otra parte, que el Bierzo responde a un hecho físico imbatible: si uno observa el mapa físico de España, probablemente el territorio que mejor queda delimitado por la orografía, es el del Bierzo. El corazón del Noroeste. La armónica fusión de lo galaico, lo asturleonés y de lo propio berciano, que también existe. Pero el sueño geográfico va llegando a su final, y lo que toca ahora es volver a la realidad. A la lucha por esta tierra, por otra parte tan leonesa. Romana, asturicense, jacobea, española y europea.
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