maximob.jpg

La programación del mal

02/04/2019
 Actualizado a 12/09/2019
Guardar
Hay males que ocurren como por casualidad y otros que se cometen por debilidad, pero no es menos cierto que hay gente que se dedica a programar el mal, de forma organizada. Independientemente de las culpas que podamos echar al Diablo, que existe, hay seres humanos que saben muy bien cómo manipular al personal. Y, aunque se supone que la gente debería estar preparada para defenderse, pican como las moscas en la miel, no importa que esté envenenada.

Los diferentes medios de comunicación e información nos prestan un enorme servicio, pero son a la vez un arma de doble filo, teniendo en cuenta la utilización que algunos hacen de ellas. Muchas veces se ha comentado con cachondeo aquello de las ‘conspiraciones judeo-masónicas’, pero no olvidemos que hay en ello una parte de verdad, y que sigue habiendo conspiraciones. Así, por ejemplo, existen poderosos empresarios y lobbies que controlan gran parte no solamente del dinero, sino del pensamiento contemporáneo. Sí, porque el mundo de las ideas es muy importante y nada más eficaz para los intereses de algunos que hacer creer que lo que es malo es bueno.

Por concretar y señalar algunos de esos negocios sucios que tanto éxito tienen y tanto daño hacen: la droga, la prostitución y el aborto. Producen suculentas ganancias y da la impresión de que la sociedad se resigna a aceptarlos sin pensar en las consecuencias que van a sufrir tantos seres incautos e inocentes. Me ha inspirado este artículo la triste noticia recibida esta mañana de un conocido y apreciado muchacho atrapado por la droga. Y como él muchísimos más. No se habla de ello, parece que no pasa nada, aparentemente no se nota como en otros tiempos en que los drogadictos eran fáciles de detectar, pero es una verdadera plaga.

Se da la circunstancia de una de las instituciones que más denuncia estos atropellos y ayuda a las personas más vulnerables, la Iglesia, también sale muy mal parada y es frecuentemente víctima de una orquestada campaña de desprestigio. El hecho de que una ínfima minoría de sus miembros cometa abusos, que ciertamente no tienen ninguna justificación, les da pie a promover una publicidad tan desorbitada que pareciera que es merecedora del Nobel de la Corrupción. Entre tanto la Diócesis de Astorga ha puesto en marcha ‘Proyecto Hombre’ para ayudar a los drogodependientes, el programa ‘Amanecer’ para ayudar a las prostitutas, y centros de acogida y programas como ‘Red Madre’ o ‘Raquel’ para ayudar a las mujeres embarazadas o a las que han abortado.
Lo más leído