La profundidad de la mirada sobre lo cotidiano

Olvido Gª Valdés es una poeta para leer despacio, paladeando cada una de sus líneas, de sus versos, para quien no hay temas menores, temas prohibidos

Mercedes G. Rojo
28/01/2017
 Actualizado a 18/09/2019
La poeta y escritora Olvido Gª Valdés.
La poeta y escritora Olvido Gª Valdés.
Tengo la oportunidad de conocer a Olvido Gª Valdés, de recibirla, de hablar con ella una tarde de abril de 2012. Una de las escasas mujeres que en España han recibido el Premio Nacional de Poesía (solamente seis, incluyendo la edición de 2016, en un galardón instaurado en 1924). Si bien es verdad que no viene a hablarnos de su obra si no a presentarnos la de dos de las poetas rusas más grandes del pasado siglo (A. Ajmátova y M. Tsvetáieva) de las que es, junto a Monika Zgustova, antóloga, traductora y prologuista para ‘El canto y la ceniza’, su visita me sirve para acercarme a su obra, para imbuirme de sus poemas que llenan las páginas de sus libros en una sucesión de líneas que van del verso libre a los párrafos de posibles relatos que son pura prosa poética, donde lo importante es más el alma del escrito que su forma. Todo en ellos es poesía pura, transmisión de sentimientos, de emociones, juego poético que no puede dejarte indiferente.

Es Olvido Gª Valdés una poeta para leer despacio, paladeando cada una de sus líneas, de sus versos, para quien no hay temas menores, temas prohibidos. Su lectura requiere condiciones necesarias para concitar la concentración, pues en muchas ocasiones sus palabras, sus imágenes, guardan celosamente todo un mundo que solo cuando encontramos la llave para entrar él nos permite tener conciencia de lo cerca que están de nuestra realidad, de lo mucho que nos tocan. Tiene especial presencia en ella lo que sus ojos ven, lo que perciben sus sentidos, en una mirada en la que la luz y el tiempo adquieren categoría de elemento esencial. Las cosas, las personas, que mira muy adentro, buscando quizá el reflejo de ella misma. Por ello, para mí, la poética de Gª Valdés es palabra-reflexión que nos muestra paisajes, paisanajes, comunes vistos con distinta mirada. Poesía, palabra para ser pensada, reflexionada.

En gran parte de su poesía se convierte en espectadora de esa realidad que transcurre a nuestro lado y mientras nos la cuenta, dejando que en cada momento sea la propia palabra la que escoja para hacerlo su propia forma de mostrarse, permite que en la misma se entrelacen sus propias reflexiones sobre el mundo, sus pensamientos…

"En la cafetería de unos grandes almacenes, más allá, casi enfrente, dos hombres. En la mesa contigua a la suya, dos mujeres de leves rasgos orientales se disponen a irse, parecen madre e hija. Los dos dirigen al unísono la vista a sus traseros, casi al alcance de la mano (…)
(…) y me pregunto cómo afecta a las mujeres la escena (…)
(…) ¿Cómo pueden, pregunto tras hacer relato, cómo pueden hablar así entre sí? – Tal vez por la costumbre porque así lo han expresado y compartido desde chicos -. (…)
(fragmento de poema de ‘Lo solo del animal’)

"Un muchacho habla del cáncer
de su madre, dos meses,
la proliferación monstruosa
de las células, cuando el médico
lo dijo me caí. Me mira
con fijeza, observo
los círculos oscuros
debajo de sus ojos (…) "
(fragmento de ‘Caza nocturna’)

Olvido Gª Valdés defiende (estoy totalmente de acuerdo con ella) que no hay una escritura femenina, pero sí una escritura de las mujeres, en la que queda de manifiesto nuestra experiencia y conocimiento, una experiencia histórica presente y personal que va creando una lengua y un modo de ver y de pensar el mundo nuevos. Y así, fijándose en detalles que pudieran parecer nimios, en temas que a tantos le resultan escabrosos, esta gran poeta nos va ofreciendo su visión del mundo engarzada con su propio pensamiento, con la visión de su propio yo, de lo que para ella existe, es importante.

Conocer de cerca a esta gran poeta asturiana bien merece la pena. No solo es una de las mayores representantes poéticas de nuestra actualidad, con importantes premios en su haber (además del PNP por ‘Y todos estábamos vivos’, 2006). Tampoco hay que olvidar su amplia labor crítica sobre poesía y sobre arte, su labor como docente y la labor realizada con la creación de revistas poéticas de referencia nacional o al frente del Instituto Cervantes en Toulouse.
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