La procesionaria se lleva por delante el cedro del Salvador

La plaga que sufre pone en serio peligro su futuro y será talado aprovechando las obras, por no ser viable un trasplante

Pedro J. Abajo
22/01/2019
 Actualizado a 18/09/2019
El cedro que durante décadas ha estado junto al Salvador será talado. | ABAJO
El cedro que durante décadas ha estado junto al Salvador será talado. | ABAJO
El cedro del Himalaya que durante las últimas décadas ha acompañado a la iglesia de El Salvador de La Bañeza y formado parte de las fotografías tomadas desde un lateral del templo pronto será historia. Y no es porque no encaje en el proyecto de remodelación que se está llevando a cabo en la plaza sino por culpa de una peligrosa plaga que amenaza su futuro más inmediato y podría provocar su caída en cualquier momento: la procesionaria.

Thaumetopoea pityocampa es el nombre científico de una mariposa nocturna muy popular y que en su fase de oruga se conoce como 'procesionaria del pino' por ser esta conífera la especie más castigada, aunque también atacan a cedros y abetos mientras hacen sus nidos en los árboles para poder alimentarse de sus agujas y brotes más jóvenes.

Los expertos señalan que cuando su número es excesivo se convierten en una plaga y a su paso dejan un panorama desolador de árboles esqueléticos y enfermos además de suponer un peligro para las personas y los animales, puesto que las orugas de las procesionarias, con su cuerpo cubierto de largos pelos, son urticantes y pueden generar irritaciones y alergias.

Así se lo han hecho saber los expertos a los responsables municipales y al párroco encargado de El Salvador, quien en estos días ha ido anunciando durante las celebraciones religiosas que aunque no estaba contemplado en el proyecto de reforma de la plaza el gran cedro será talado en los próximos días para dar mayor vistosidad al templo.

El Ayuntamiento de La Bañeza aseguraba ayer mediante una nota que no se aconseja el trasplante –cuyo coste sería muy elevado– porque el tamaño del árbol y la especie hacen que la probabilidad de supervivencia sea baja y se necesitaría más de un año de trabajos preparatorios para la construcción del cepellón, que podría rondar los tres metros de diámetro y uno y medio de profundidad.
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