Secundino Llorente

La probidad académica: ‘el plagio’

19/10/2019
 Actualizado a 19/10/2019
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La probidad académica está de moda. Con la aparición de las nuevas tecnologías y, especialmente, con la influencia y el total dominio de internet era muy fácil utilizar el ‘corta y pega’ para realizar todo tipo de trabajos de monografías, programaciones, máster o tesis doctorales. Estas nuevas tecnologías van a aportar muy pronto nuevos mecanismos para detectar las trampas y los plagios. Y empezaron a caer como moscas alumnos de todas las carreras y todos los niveles. Algunos con gran prestigio en el mundo de la cultura y de la política que han llegado a verse obligados a dimitir de sus altos cargos. Los medios de comunicación ‘hurgan’ en la herida hasta el desguace total y toda la sociedad conoce y comenta esta noticia. Nos alegramos de que hayamos tomado conciencia de la importancia de este tema que, realmente, está de moda en España y que ha hecho dimitir a ministros, presidentes de comunidades y los últimos episodios del presidente del Senado que plagió a nueve autores en su manual de filosofía y el director general de Innovación y Formación de Castilla y León por copiar un artículo científico.

Pero esto ocurre en toda Europa donde lo tienen muy claro. Hace dos meses saltaba a la prensa esta noticia. La «mera sospecha» de que plagió su tesis «inhabilita» a la ministra alemana de Familia, Franziska Giffey. Según la especialista en asuntos socialdemócratas, María Fiedler, «Giffey es sin duda la más popular entre los seis ministros que tiene el SPD en la gran coalición. Y este era un momento esencial en su carrera política, la coyuntura perfecta en la que pasar del Ministerio de Familia a la presidencia de su partido y desde ahí a una candidatura a la Cancillería».

Las sospechas de plagio han aparecido en la presentación de candidaturas a la presidencia del Partido Socialdemócrata a la que aspira. Giffey se doctoró en Ciencias Políticas en 2009 y aunque ella niega el plagio ha ofrecido su dimisión y ha solicitado a la Universidad Libre de Berlín la revisión de su tesis de la que dependerá que la dimisión se haga finalmente efectiva.

La probidad académica es el conjunto de habilidades que deben ser conocidas con el fin de llevar a cabo las buenas prácticas en la enseñanza para elaborar un trabajo que para ser original tiene que basarse en sus propias ideas y empleando las palabras y expresiones propias del alumno.

Se puede y se debe traer a este trabajo original las ideas de otras personas siempre que se mencione debidamente la autoría. El conocimiento y la investigación, en general, es una construcción social y colectiva. Normalmente nosotros pensamos con otros o a partir de lo que otros ya han investigado. Lo realmente importante es respetar la propiedad intelectual citando y referenciando correctamente los materiales de los que nos hemos servido para realizar nuestro propio trabajo.

Para el Bachillerato Internacional, de gran prestigio en todo el mundo, la Política de Probidad Académica es prioritaria y fundamental. A los alumnos se les inculca que la información ajena es propiedad de otra persona independientemente de que hayamos accedido a ella de una forma gratuita y secreta en internet o en una revista. Los alumnos se conciencian de la importancia de trabajos únicos y originales y si se consultan otras fuentes será siempre referenciando y citando correctamente. Los dos únicos problemas que los alumnos de nuestro instituto han tenido en las calificaciones finales durante los ocho años de historia fueron por no citar correctamente un párrafo. Esto nos da una idea de la importancia que se le da a este tema. Ahora el alumno se ve obligado a hacer una declaración ética de que su conducta académica estará en todo momento regida por los principios de la honestidad y la integridad y promete que en la elaboración de los trabajos académicos será el único redactor del contenido, citará las fuentes de información correctamente y no plagiará trabajos de otras fuentes.

Nuestras ideas, igual que nuestro coche o nuestra casa, nos pertenecen y nadie puede utilizarlas sin nuestro permiso. La probidad académica viene a ser la concienciación del respeto a lo ajeno. El alumno es responsable de garantizar que todo el trabajo presentado para la evaluación sea original y citar debidamente la fuente del trabajo o las ideas de otras personas.

El paradigma de casos de probidad académicamente deshonestos es ‘el plagio’ que consiste en usar el trabajo, las ideas y los descubrimientos de otra persona como si fueran propios, sin citar explícitamente de donde proviene esta información. Cuando un autor, de forma deliberada o accidental, presenta como propio un trabajo del que no es el autor original está violando los derechos de propiedad intelectual de otra persona. Coincido con la Universidad de Alcalá en que «el plagio es una infracción del derecho de autor sobre una obra de cualquier tipo, que se produce mediante la copia de la misma, sin autorización de la persona que la creó o que es dueña o que posee los derechos de dicha obra, y su presentación como obra original».

Lógicamente, ante la alarma del ‘corta y pega’ las universidades utilizan mecanismos y herramientas de escaneo para detectar posibles plagios. Cualquier monografía, trabajo, ensayo o tesis se comprueban o escanean. La herramienta más conocida es Turnitin, de la cual forma parte Ephorus. Hoy día es muy fácil detectar el plagio.

Como suele ocurrir, tiene que ser una noticia relevante la que ponga de moda un tema. Las dudas sobre las tesis doctorales de ministros de Europa, y hasta presidentes de Gobierno, han servido para que toda la sociedad tome conciencia de la importancia de la probidad académica y la gravedad del plagio.
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