La primera casa hospicio de Astorga (1883-1905)

Por José Mª Fernández Chimeno

José María Fernández Chimeno
03/01/2019
 Actualizado a 18/09/2019
Proyecto de ampliación de la Casa Hospicio de Astorga. Arquitecto F. de Urquiza (1883).
Proyecto de ampliación de la Casa Hospicio de Astorga. Arquitecto F. de Urquiza (1883).
En el siglo XVI es cuando la cuestión de la protección del niño comienza a preocupar en Europa. Importantes pensadores de la época señalaban «la necesidad de alejar a los niños de la mendicidad y el infortunio que tan terribles inconvenientes que traía consigo, comenzando por la explotación del menor y continuando por su más probable caída en la delincuencia». En la provincia de León se crearon varias obras para afrontar la lacra de los niños expósitos y abandonados. La más antigua institución de caridad, el Arca de Misericordia, tuvo una actividad que data del siglo XV y dependía en exclusiva del cabildo de la catedral de León, hasta que se fusionó con el nuevo Hospicio a principios del siglo XIX. Si bien, será en el segundo tercio de la centuria cuando se consolide el relevo de la caridad religiosa por la beneficencia pública.

A partir de 1838, van a ser las Diputaciones Provinciales las que asuman competencias en cuestión de vigilancia e inspección de los establecimientos de beneficencia; pero será once años después, por medio de la Ley de Beneficencia de 6 de Junio del 1849, cuando se creen las Juntas Provinciales, organismos de carácter interinstitucional para la dirección y gobierno de los establecimientos benéficos y control administración de los bienes de las fundaciones caritativas particulares procedentes de los siglos anteriores. Las Juntas Provinciales se supriman en 1868, cuando sus competencias pasen a la completa responsabilidad de las Diputaciones, creándose los Negociados en Beneficencia. No obstante, el Estado español delegó por lo general el buen funcionamiento de los centros benéficos en las instituciones religiosas, supervisadas, eso sí, por un Administrador cuya cargo recae en un Diputado provincial nombrado en cada legislatura.

El paulatino aumento de la presencia de la Iglesia en las instituciones de beneficencia de la Diputación se atribuye a las sucesivas corporaciones de carácter moderado que se sucedieron en la mitad del siglo XIX (en sesión del 3 de febrero de 1857 se aprobó la entrada de las Hijas de la Caridad para dirigir la Casa de Expósitos y Hospicio de San Cayetano; mientras que en 1866 se acordó la instalación de cinco hermanas de San Vicente de Paúl «para el gobierno y educación de los acogidos del Hospicio de Astorga») . La imagen que dibujó de los Hospicios y Casa de Expósitos de la provincia el profesor y político Policarpo Mingote, nos facilita una información privilegiada de la época: «En cuanto al Hospicio y Casa de Expósitos de Astorga, debe su existencia a un decreto de Carlos IV en 1799. El número de sus acogidos asciende a 450 por término medio, de los cuales se crían fuera más de 200. La Casa-cuna de Ponferrada (responde) al deseo de facilitar a los niños de paternidad ignorada que naciesen en la comarca del Bierzo un acomodamiento de buenas condiciones, sin necesidad de exponerlos a las contingencias de un viaje de muchas leguas por malos caminos, hizo que la Diputación acordase establecer su casa-cuna en 1874; los acogidos que se lactan fuera del establecimiento ascienden a 470».En un oficio fechado el 2 de Noviembre de 1878, desde el Obispado de Astorga, y dirigido al Presidente de la Excma. Diputación Provincial, Sr. Balbino Canseco Getino (1877-1882) se consigna que: «Con el objeto de dar más ensanche a la Casa Hospicio de esta Ciudad, lo que es muy conveniente y aun necesario para la mejor salud y educación de los acogidos en ella, he comprado una casa contigua, lo que tengo el honor de poner en conocimiento de esa Excma. Diputación Provincial». [ADPL. Caja 18823-1].Como consecuencia del mismo se plantea realizar obras de reforma y ampliación del Hospicio de Astorga. El primer proyecto que se conserva en el Archivo Diputación Provincial de León (ADPL) corresponde al arquitecto Francisco de Urquiza, quien realiza la Memoria, Presupuesto y Planos del proyecto de ampliación de la Casa Hospicio de Astorga, fechado el 1 de agosto de 1883. Huelga decir que fue un proyecto por encargo, firmado en Madrid y que se llevó a cabo en parte, pero en la Memoria descriptiva deja una información primordial para su veraz conocimiento: «El puente de comunicación entre el edificio y la Capilla se formará con vigas de hierro y bovedillas y la cubierta de chapa ondulada. Igualmente tratándose de una obra tan sencilla bajo el punto de vista de arquitectura, creemos de todo punto ocioso el presentar en esta memoria los cálculos de resistencia…». [ADPL. Caja 18823-2]A tenor de lo visto en los planos de planta, alzado y sección, las trazas de la Capilla son neogóticas y está separada del resto de las instalaciones ya construidas por un pasaje interior llamado calle del Hospicio, pero comunicada por un corredor metálico en altura cuya cubierta es sostenida con «arquillos ojivales». El empleo del hierro en la arquitectura tuvo sus primeros ejemplos en Francia, pero el punto de inflexión se vivió en Londres con la Exposición de 1851. Para tal evento Joseph Paxton diseño el Palacio de Cristal, con elementos enteramente prefabricados, lo que le supuso ganarse el reconocimiento internacional; y Digby Wyatt ya profetizaba que la unión del hierro y el vidrio iniciarían «una nueva era en la arquitectura».Por consiguiente, todo parecía indicar que en Astorga pronto se vería el primer ejemplo de la «arquitectura del hierro». En diciembre de 1884, la Diputación provincial encargaba al arquitecto leonés Juan Bautista Lázaro de Diego la dirección de las obras –luego de acometer el proyecto de acondicionamiento y decoración del Salón de Sesiones para el mencionado organismo provincial en su nueva sede (palacio de los Guzmanes)- que el contratista Pedro García Calvo comenzaba a ejecutar, siguiendo las trazas de Urquiza; pero: «Al no estar Lázaro conforme con esta solución, en 1885 presenta una nueva propuesta para la ampliación del Hospicio de Astorga cuya planta obedece a un esquema en T, en el que dispone las escuelas y talleres en la planta baja, y los dormitorios con sus servicios anejos en la planta principal. La conexión de la ampliación con el edificio existente la plantea a través de un paso…». [García-Olalla 2015: 1171]. Se perdía de esta forma la posibilidad de ver realizado el primer ejemplo de la «arquitectura del hierro» –no sería por mucho tiempo, dado que el 28 de Junio de 1886, otro arquitecto en Madrid, Celetino Aranguren, firmaba el proyecto de la Cárcel de Partido para la ciudad de Astorga, con una rotonda porticada de estructura metálica–; pero no por ello la Urbs Magnifica (Plinio el Viejo) perdería protagonismo en el contexto leonés, sino que, al contrario, en apenas un lustro se vería inmersa en el Renacimiento astorgano con el arribo de Antonio Gaudí. En palabras de Matías Rodríguez, Cronista Oficial y maestro de la Escuela pública de Astorga:«La indiscutible jerarquía de Astorga en el contexto provincial se deriva de ser una importante encrucijada de caminos, un centro comercial, financiero y administrativo de primer orden, una de las sedes episcopales más antiguas y con más raigambre de nuestro país y, no menos importante, el ser el tercer ayuntamiento más poblado de la provincia –5.573 habitantes-, sólo por detrás de León -15.580- y de Ponferrada -7.188–, (los datos son de 1900, cuando la provincia de León contaba con 386.083 hab.)».La Diputación provincial acordó aprobar el 2º Proyecto, el 11 de abril de 1885, con la rúbrica del Sr. Presidente, el conservador Gumersindo Pérez (1884 / 1886), y tan sólo doce días después firmaba «el conforme» el contratista Pedro García Calvo. La ausencia de Arquitecto provincial había propiciado que se aprobase por la Diputación de León ambos proyectos de obra civil y que la Comisión de Fomento los adjudicase a tracistas residentes en Madrid; pero todo cambió en el año 1887 con la elección de D. Francisco Blanch y Pons.El establecimiento, ubicado en lo que hoy es la Biblioteca Pública daba a la calle el Arco (actual calle Matías Rodríguez). La parte correspondiente a los niños se situaba en las actuales «ruinas romanas» y la sección de las niñas –donde estaba el torno que daba a la calle Hospicio (actual calle Luis Braille)–, junto al Parque de la Sinagoga. Es decir, el Hospicio de Astorga ocupaba el espacio comprendido entre la calle Matías Rodríguez, el Parque de la Sinagoga y la calle Jardín, con dos edificios separados por la calle Luis Braille. Ambos tenían similar distribución, situándose en la planta alta los dormitorios, los roperos y alguna clase; en tanto, en la planta baja iban los talleres, las clases, comedores, cocina, lavadero, capilla y salas de recreo. En más de un siglo de existencia el hospicio sufrió numerosas transformaciones y reparaciones. La primera, el 10 de julio de 1893, cuando se confecciona el Presupuesto de las obras para la habitación de los escusados del departamento de mujeres, el cual asciende a 993,60 pesetas. El director de la Casa-Hospicio y Expósitos de Astorga, D. Luis Luengo se hace eco de un mal endémico que padece la ciudad, el higiénico, y se dirige al Vice-Presidente de la Comisión provincial, el 11 de Julio de 1894 en los siguientes términos: «Tengo a la vista la comunicación, que el Sr. Alcalde de ésta Ciudad paso al Sr. Gobernador Civil de la provincia y que V. S. se ha servido remitirme […] con fecha 2 de Mayo último, se trascribió a esta Dirección una memoria redactada por la Junta de Sanidad de este municipio la que entre otras particularidades dice: Iguales apreciaciones e idénticas censuras nos sugieren cinco cloacas que se abren por debajo de las murallas, Cárcel, Seminario, Hospicio, de otras casas particulares inmediatas al arrabal de Puerta de Rey y del Convento de Padres Redentoristas, que constituyen otros tantos focos perennes de infección…». [ADPL. Caja 18823-2]

La institución de Beneficencia no permaneció ajena a la demanda existente y nueve años después, en el siglo XX, el Arquitecto provincial firmaba en León el 10 de Julio de 1905 un nuevo proyecto de Ampliación del Hospicio de Astorga. Consta de un plano de planta y alzado, donde figura la ampliación de las «instalaciones de un pabellón para dormitorio, bano planchado y secadero de ropa» a escala: 1:100. En esta ocasión será otro contratista de obras con cédula personal en Astorga, Marcial García, quien se haga cargo de las obras y de inmediato solicite «una copia de los planos y presupuesto» (12-09-1905). Dos viejos adelantos que se incorporaron a la ciudad astorgana a lo largo del siglo XIX, quedan reflejados en la petición que realiza por escrito el contratista Marcial García al arquitecto Francisco Blanch y Pons, el 6 de Noviembre de 1905. En el documento le aconseja: «Muy señor mío: si le es á V. combeniente benir a esta, mañana martes, en el tren de la tarde, y regresar en el correo de la noche, me telegrafía para esperarlo». [ADPL. Caja 18823-2]. Las comunicaciones entre Astorga y León se realizaban por transporte ferroviario y a través del telégrafo, en una época en la que los arquitectos, maestros de obras y demás operarios de la construcción, requerían de sus servicios, como Gaudí lo había hecho un cuarto de siglo antes, cuando viajó por tren desde Barcelona hasta Astorga.
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