pedro-villanueva.jpg

La politización de lo social

07/05/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Guardar
Parece que la Política lo devora todo. Los sindicatos ya no dependen de las cuotas de los afiliados, sino de las subvenciones estatales; las Universidades se rigen por lo que dicta el Gobierno de turno y se financian de recursos públicos; los Consejos de Administración de las empresas están cargadas de ex cargos ministeriales que ocupan puestos de poder bien remunerados, aún con una gestión de pésima calidad…Un largo etcétera que deja muy lejos la separación de poderes anunciada por Montesquieu, aunque hunda sus raíces en Aristóteles.

Los movimientos asociativos no son ajenos a esta problemática. La mayor parte de las asociaciones están regidas por miembros con afinidad política determinada, y aprovechan sus puestos de influencia social para atacar las políticas del partido contrario. Lejos de esconderse en el anonimato, Presidentes de asociaciones sin ánimo de lucro, forman parte de listas de partidos políticos, tanto de izquierdas, centro o derechas; y a su vez, dichas asociaciones se nutren de recursos económicos derivados de los puestos de poder de instituciones públicas, que realizan el reparto de forma que favorecen a las asociaciones más cercanas a sus intereses políticos.

Una gran mayoría de asociaciones son trampolín para el salto en política, olvidando por tanto sus verdaderas funciones sociales de representación y produciendo un impacto en el sistema de prestaciones sociales. Son utilizadas impunemente para atacar y generar desconcierto entre sus miembros, haciendo de la sociedad un producto político.

No es entendible que los estatutos que deben ser aprobados para constituirse como asociación no recojan por ley la prohibición expresa de que ningún cargo ejecutivo de cualquier asociación (presidente, tesorero, secretario…) pueda formar parte de partidos políticos en el ejercicio de sus funciones. Socialmente continuamente se exige que los políticos no puedan ocupar, durante y después de haber ejercido el cargo de responsabilidad de Gobierno (aunque hagan caso omiso), cargos en empresas favoreciendo intereses privados y perjudicando por tanto el interés general en detrimento del particular; pero olvidamos que sin una base social saneada, donde el ejercicio de responsabilidad menor sea ejemplo de quienes nos representan, es imposible exigir a los demás lo que desde un principio se encuentra maleado.

Esta semana nuestra cita política es clara y concisa, y exige de quienes vayan a representarnos su máxima responsabilidad hacia el interés general, que debe ser el ‘Alma Mater’ de su excelencia:

«No preguntes qué puede hacer tu país por ti… pregunta qué puedes hacer por tu país». John Fitzgerald Kennedy

Pedro Villanueva es politólogo
Lo más leído