La pócima perfecta

03/11/2020
 Actualizado a 03/11/2020
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Ha estado a la sombra de la universidad presencial siempre sin rechazar ese puesto. Lo de estudiar a distancia se ha visto como la opción última cuando la primera falla, pero la pandemia ha puesto sus ojos en todo lo que se apellide «distancia». La clave está en marcarla, con flechas, con un metro de bolsillo, estirando el brazo o con un ordenador. Esta opción para una universidad que ha apostado por poder serlo sin ubicación, porque el saber no ocupa lugar, ha encontrado su aplauso ahora precisamente, dentro de las normas de prevención del Covid.Mascarilla, distancia social, teletrabajo, salidas contadas con los dedos de la mano…pero ninguna restricción a subirse al on line. Campo abierto ahí para manejar una nueva normalidad por construir a nivel individual. Y desde ese punto, la Uned ha conseguido la pócima del éxito, multiplicando su matrícula exponencialmente. Son 23.000 estudiantes donde hace un curso eran 3.000 en Ponferrada. No hace falta rebuscar explicaciones cuando la canción de la calculadora está tan bien musicalizada. Aunque también su implicación con proyectos de desarrollo y turismo sostenible con una cátedra única le ha sacado de ese sombreado que ha ido borrando a base de trabajo en los últimos años. El sistema streamig nos lo enseñó el Intecca, la plataforma virtual con la que ahora estamos tan familiarizadosque ya lo hemos castellanizado a ‘extremin’. Las videotutorías, videollamadas, videoconferencias y demás videos, también fueron herramientas salidas casi de sus entrañas, a prueba a cualquier pandemia. La UNED se ha convertido en el recurso formativo de moda, en la fórmula para permitirse buscar otra flecha de futuro en un escenario cautivadoramente misterioso y horrorosamente peligroso. Es una mano a coger con fuerza antes de caer a un pozo del que nos salva desde una pantalla y una intención, la de avanzar en la búsqueda de respuestas.
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