javier-callado-2.jpg

La población activa ocupada

14/11/2019
 Actualizado a 14/11/2019
Guardar
Como cada año, recojo los datos del Instituto Nacional de Estadística sobre la Encuesta de Población Activa. Me gusta hacerlo en el tercer trimestre porque se trata con igualdad el efecto del sector turístico. El máximo de trabajadores pasaba de los 20,5 millones (esta encuesta contabiliza los que cotizan y los de la economía B) en 2007. El dato de este año, casi 19,9 millones, es el cuarto de la serie histórica y es peculiar: a la luz de los cotizantes a la Seguridad Social, existen menos trabajadores en la economía no declarada que nunca.

Cuando comparamos la evolución provincial desde el año 2000, se aprecia que el mercado laboral de las sedes autonómicas sigue creciendo más rápido que el de las provincias sin sedes. Pero esa diferencia hoy se gesta en las sedes de autonomías uniprovinciales, que crecen un tercio más deprisa que la media nacional. Si la media española fue del +36%, las uniprovinciales aumentaron un +48%. Por el contrario las sedes de autonomías multiprovinciales crecen solo algo más –un punto y medio– que las provincias sin sede. Con esto son hechos probados que la descentralización es mucho más eficaz que la centralización y que las autonomías multiprovinciales detienen el crecimiento: más agudamente cuanto más grande es su territorio, como demuestran las cifras.

Las 7 peores provincias de España son gallegas, leonesas y castellanas. Tres son gallegas y dos de las tres, catastróficas, las peores del país, alejadas del tercero por la cola, las únicas que han destruido empleo en los últimos 19 años, lo que debería suponer una crisis de gobierno en Santiago que afectase a todo el abanico político. Pero que inmediatamente después aparezcan Salamanca y Zamora por un lado, y Palencia y Ávila por otro, es motivo de honda reflexión para esas cortes de Valladolid, que para tan poco sirven en términos de equilibrio, igualdad y desarrollo.

Todo esto se debe, en mi opinión, a que el proceso de traslado de actividad económica desde otros puntos de las autonomías ya ha concluido. Las provincias con sede de autonómica multiprovincial ya no pueden centralizar más empleo y ahora, que deben crecer por sí mismas, no son capaces. Valladolid pasó de 130.000 ocupados en 1981 a 227.000 en 2019 (+75%). La Coruña pasó en el mismo periodo de 338.000 a 477.000 (+41%). La diferencia con el resto de provincias autonómicas es tan acusada que roza lo socialmente grotesco. Eso por no hablar de Andalucía, Aragón, etc.

Lo lógico sería alcanzar un pacto de estado para fraccionar las grandes autonomías y descentralizar las competencias hacia las provincias. Si tenemos el diagnóstico, ¿para qué esperar?
Lo más leído