La odisea de unir el Bierzo y Mauritania por lazos solidarios

Bierzo Demandana inicia su proyecto de ayuda con dificultades pero avanza para conseguir abrir una escuela deportiva en Féréni

M.I.
24/04/2019
 Actualizado a 19/09/2019
Imágenes de Ousmani con los niños de su pueblo, tras entregarles la ayuda solidaria enviada desde el Bierzo. | O.T.
Imágenes de Ousmani con los niños de su pueblo, tras entregarles la ayuda solidaria enviada desde el Bierzo. | O.T.
Bierzo Demandana (Bierzo solidaridad) nació para ayudar desde la ayuda. El mauritano Ousmani Traore había llegado a la comarca por ese lazo, en patera, siendo un niño hace ya una década. Desde Féréni vino con el intento de buscar un mundo abierto al futuro y lo consiguió. Hoy es monitor en el gimnasio Bierzo Fitness Mamba Gym y, cumplido su sueño, quiso volver a mirar hacia África. Allí queda la vida inmóvil que percibió hace dos años, cuando regresó para descubrir que nada había cambiado, solo él y eso merecía ofrecer, pensó, con las manos abiertas.

Pasó por su cabeza otro sueño, esta vez el de compartir y así nació esa agrupación de ayuda en su propio idioma, marcando objetivos para conseguir que esos niños de la calle se enfocaran a un proyecto deportivo común y tuvieran deseos, más allá de mirar al mar como salida. Así se echó a andar Bierzo Demandana hace dos años, tras su regreso de Féréni, la aldea mauritana de la que procede y en la que intenta construir una escuela deportiva, que supondrá unos 10.000 euros, además de ayudar con ropa, juguetes...

Y el sueño pasó a cobrar forma, aunque, en un principio, Ousmani relata que cobró el tono de pesadilla por momentos. Él salía de Madrid el pasado mes de febrero para encontrarse en Mauritania con el contenedor de ayuda que se trasladaba y allí comenzar a gestionarlo. Eran donaciones de bercianos para los niños de Féréni, ropa deportiva, calzado y juguetes principalmente. De Barajas iba a Nouachttt (Mauritania) para recepcionar la ayuda y llevarla a Féréni. Y empezó una odisea de problemas inesperados contra los que luchar «perdí mi vuelo por seguir las instrucciones que me dieron desde Iberia y tuve que sacar otro billete». El primer escalón a superar fueron 400 euros a mayores. «Tenía que estar allí antes del 2 de marzo», relata«que era la primera fecha acordada con la compañíadel barco».

Finalmente consiguió llegar a Mauritania y hospedarse en un apartamento esperando por la ayuda que llegó «con más de tres semanas de retraso causándome unapérdida de tiempo, dinero y trabajo porque yo sólo tenía un mes de vacaciones. Me tuve que quedar ahí casi dos meses». De nuevo problemas que además se compartían con su empresa de trabajo. Pero esas semanas para Ousmani fueron un verdadero calvario porque nadie le informó de lo que pasaba con el contenedor ni de los retrasos. Solo podía esperar.

Desde España ardían los teléfonos de Diego Vázquez y Alejandro Vázquez, los hermanos que le han ayudado en su proyecto solidario y gerentes del gimnasio en el que trabaja. Ellos iban resolviendo lo que podían, pero Ousmani veía como el nudo se hacía grande y complejo.

Tras más de un mes de espera, el contenedor llegó el 4 de abril a Nouachttt «y siguieron los problemas». Tasas, aduanas «pagamosmás de 100.000 ouguias ( 250€)». Y la entrada en Mauritania parecía haber acabado con el sueño. «Nos pidieron un intermediario con el que comenzar a negociar. Tuvimos que buscarlo y pagarle 150.000 ouguias (150€) y le pareció poco. Para concretar el traslado del contenedor y el desembarco con operariosnos pedían 1.100.000 ouguias (3000€) sólo para liberarlo de la aduana», aún se echa las manos a la cabeza Ousmani al recordarlo. Pasaron horas muy tensas en las que el negociador intentaba rebajar ese presupuesto. Y las horas sumaron cinco días «al final liberamos el container, pero nos costó exactamente 1.400.000 ouguias (3300€).Una locura y una estafa». Y faltaba aún costear el traslado hasta Féréni, unos 1.200 kilómetros desde Nouachttt.

Seis días después y con más ayuda económica enviada desde España, el contenedor comenzó a descargarse «lo hicimos nosotros pese a que habíamos pagado para que lo hicieran». Ousmani quiso acabar lo que había empezado y llegó a Féréni donde se encontró con los suyos «aunque solo pude estar con ellos dos días ha sido lo mejor de mi vida», recuerda. «Ver a toda mi familia y a toda la gente del pueblo vestida con ropa que había salido desde el Bierzo lo es todo».

Ahí le esperaban con un cordero de bienvenida y fue cuando pudo olvidar las tragedias iniciales para conseguir un objetivo que sabía que no sería fácil y en el que siempre aplaude la contribución de la solidaridad berciana y el esfuerzo constante de Diego y Álex.

«Ya hemos cumplido una parte delproyecto. Ahora toca seguir con la recaudación para la construcción de la escuela y espero que el próximo viaje ya sea con ellos dos». El siguiente paso, una vez vistos los terrenos en los que esperan construir ese centro deportivo será continuar recaudando fondos para realizarlo, porque Ousmani tiene claro que , tanto en el ring como en la vida, no vale rendirse.
Archivado en
Lo más leído