"La noche va a ser larga, podéis fumar"

Matías Llorente acaba de abandonar la primera linea del sindicalismo agrario en León, en la que llevaba desde 1977 cuando fue uno de los fundadores de la histórica Unión de Campesinos Leoneses (UCL). Fernando Rubio andaba por allí con su cámara

Fulgencio Fernández
21/11/2022
 Actualizado a 21/11/2022
Matías Llorente al frente de una de las numerosas protestas del campo leonés en los años setenta, con el nacimiento del sindicato UCL. | FERNANDO RUBIO
Matías Llorente al frente de una de las numerosas protestas del campo leonés en los años setenta, con el nacimiento del sindicato UCL. | FERNANDO RUBIO
Es evidente que el adiós de Matías Llorente a la primera línea del sindicalismo agrario, en la que llevaba cerca de medio siglo, no se recibe igual entre los antiguos tejadistas de Riaño que entre los agricultores de Cabreros del Río y las comarcas agrícolas de la provincia, pero tanto unos como otros saben que supone el fin de una etapa de un personaje que ha marcado las luchas del campo, la dirección de un sindicato que fue ‘la niña bonita’ del campo leonés (la UCL), la polémica ante las batallas internas con el fallecidoGarcía Machado, el nacimiento de otro sindicato (Ugal), la presencia durante décadas en la Diputación provincial con todo lo que supone, presidente de regantes, alcalde de Cabreros... Matías Llorente Liébana, que aunque no se va de todos estos cargos (sigue aún de alcalde y anuncia que tiene batallas pendientes con los regantes) sí abandona el cargo que más presencia le ha dado, primero en la UCL y en la actualidad en UGAL-UPA.

Buen momento, por ello, para rescatar del archivo de Fernando Rubio aquellas imágenes de los inicios de Matías en el sindicalismo y hasta del propio nacimiento del sindicato, las protestas del campo, las famosas tractoradas... unos años convulsos y apasionantes que, por suerte, tuvieron a Rubio en primera linea. «Recuerdo como especialmente activo el año 1976, cargadito de conflictos: la construcción, el transporte, correos... Parecía que con el final de la ‘innombrable’ (dictadura) alguien había agitado tanto la botella de espumoso que sólo hizo falta un pequeño movimiento para que el tapón saliera con gran fuerza. El campo también entra en efervescencia con la guerra de la patata en 1977 y poco a poco, se crea un movimiento sindical que cristaliza en la U.C.L. en ese mismo año».

Matías Llorente: «Yo era casi un niño, pero me formé con ellos (el llamado Grupo de Zotes), me enseñaron a hablar en público, las técnicas asamblearias, usar la fotocopiadora, todo»Recuerda Rubio que «tuve la suerte de poder seguir muy de cerca esos movimientos, a veces pacíficos y a veces violentos y peligrosos como cuando se le disparó el subfusil a un guardia civil y provocó un herido, muy cerca de donde yo estaba. A partir de entonces el general al mando de la VI Zona de la Guardia Civil, Antonio Prieto, se negó a reprimir las revueltas de los campesinos, lo que le costó su cambio de destino el 17 de diciembre de 1977».

Ése era el caldo de cultivo que recuerda Rubio y el hecho diferencial de aquel momento el nacimiento de la UCL, un sindicato que llegó a aglutinar a 15.000 familias del campo leonés, una cifra impensable e impresionante, que tuvo otros caldos de cultivo que algunos de sus protagonistas (hablaremos de ellos) recordaban en un viejo reportaje de la vieja La Crónica. Y entre ellos citan, curiosamente, «la actividad de los curas de la Hoac (Hermandad Obrera de Acción Católica) y el llamado Grupo de Zotes, que pusieron en marcha un Colegio Familiar Rural en Santa María del Páramo, financiado por la Comunidad de Regantes, que era el primero de España de este tipo. De él surgieron otros grupos, uno muy importante en Cabreros del Río». Y ahí entró en contacto con ellos un jovencísimo Matías Llorente, quien recordaba aquellos inicios:  «Yo era casi un niño, pero me formé con ellos, me enseñaron a hablar en público, las técnicas asamblearias, todo. También allí funcionaban la ‘fotocopiadora’, se hacían revistas y octavillas que se iban repartiendo por las ‘uniones’».

Lo recuerdo bien, llegó Tiquio, quitó el cerrojo de la iglesia y cuando pensamos que nos haría  algún reproche fue cuando dijo ‘como parece que la noche va a ser muy larga, podéis fumar’Curioso resulta recordar cómo fue el nacimiento oficial, complicado, y que recordaba el fallecido corresponsal en la zona de La Bañeza, Polo Fuertes: «Cuentan las hemerotecas que los cientos de agricultores leoneses que un determinado día de marzo de 1977 salieron a buscar un recinto para celebrar una asamblea -para dar a luz a la histórica UCL- se vieron obligados a peregrinar hasta encontrar un lugar techado. De aquella jornada se ha salvado el recuerdo de una caravana de coches interminable, un autocar con un nutrido grupo de guardias civiles dispuestos a intervenir, una carretera que acababa en fondo de saco y un cura valiente que abrió una iglesia para dar cobijo al movimiento sindical». Ese cura es historia del sindicato, era Eutiquio Caballero, pero para todos aquellos campesinos era simplemente Tiquio. El propio Llorente daba por momento oficial del nacimiento de la UCL aquella noche que llegó Tiquio... «Lo recuerdo perfectamente, llegó, quitó el cerrojo de la iglesia y cuando pensamos que podría hacernos algún reproche fue cuando dijo aquello de ‘como parece que la noche va a ser muy larga, podéis fumar».

Y fumando nació aquella mítica UCL, con Matías Llorente pero sin olvidar a otros históricos de la época que no han permanecido tanto tiempo en primera línea (o han fallecido): José Agustín González, Jhony, de San Justo de la Vega; José  Felipe Martínez Morán (Villarnera),Gerardo García Machado (Sueros de Cepeda) o  José Luis Sevilla (Vecilla de la Vega), por citar a algunos.

Acababa de nacer la que muchos llamaron «la más bella historia sindical de esta tierra campesina»... Y Matías Llorente Liébana estaba allí.
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