25/01/2015
 Actualizado a 15/09/2019
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Ha tenido que caer una gran nevada, «de las de antes», que dicen los mayores de la tribu, para que los españoles volvamos la mirada a la montaña, ese lugar al que sólo vamos en el verano a comer la tortilla al lado de un río o a hacer excursiones por los caminos o campo a través. Coincide ello con el anuncio de la Junta de Castilla y León de una inversión de 153 millones para reactivar la economía de esas áreas y evitar con ello su despoblación. Bienvenida sea toda esa ayuda, si bien a algunos lugares llegue ya demasiado tarde, me temo.

En cualquier caso, uno tiene la impresión de que, mejor que una gran nevada (de millones o de líquido elemento), es una lluvia suave y constante que penetre poco a poco en el terreno y no se deshaga y desaparezca rápidamente en cuanto suba un poco la temperatura. Quiero decir, que, mejor que una inversión directa, cuyo efecto real sobre la economía y, a través de ésta, sobre la fijación de población en las montañas, las áreas más deprimidas en toda Europa salvo excepciones, es la ayuda indirecta y permanente a través de lo que, en términos feministas, llamaríamos discriminación positiva; o sea, que, en lugar de darle a la gente subvenciones por invertir o vivir en esos lugares, con lo aleatorio que a veces es decidir sobre esas cuestiones y lo difícil que es controlar el dinero dado (sirva de ejemplo el programa europeo Leader), sería preferible que la inyección económica fuera en ayudas indirectas, a través de inversiones en servicios y en infraestructuras y dotaciones de todo tipo, y sobre todo de la fiscalidad. Porque lo que no puede ser es que paguen los mismos impuestos un bar o un negocio en una aldea de montaña que en una ciudad o que personas que viven lejos de todo coticen de igual manera al erario público que los demás. En los países escandinavos lo hacen así con gran resultado, por lo que deberíamos tomar ejemplo de ellos.

Lo contrario es la gran nevada, que es más espectacular, es cierto, pero que, como viene, a veces se va en seguida.
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