Los penes descomunales han pasado a mejor vida. Las vulvas gigantes, también. A ver, que hay que explicarse: se trata del escultor del misterio, el que dejaba sus piezas repartidas por la ciudad y que antes de que las pudiera retirar la policía ya habían espantado a los paseantes y se habían hecho virales en la red. El caso es que el artista ha dejado lo que se podría considerar su etapa más genital y ahorase adentra en el mural protesta, aunque dicho sea de paso la verdad es que lo hace con la misma temática porque para protestar por la guerra dibuja a un oso ruso violando a rubia ucraniana.
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