Quizá la prueba más evidente de la importancia del partido judicial de Cistierna se pudo comprobar, de forma transparente, en las elecciones de 2007, cuando el recuento de una mesa cambió el color del diputado que se elige en la montaña oriental y, de paso, se llevó por delante a Juan Martínez Majo, que ya había dado un paso al frente para pedir la cabeza de Isabel Carrasco al considerar que el PP había perdido la mayoría, como todo hacía indicar en la noche electoral.
La importancia de Cistierna sigue siendo capital para el desenlace de la Diputación y lo vuelve a demostrar la apuesta de los grandes partidos. Centrados sólo en lo que ha pasado en el último año, el PSOE, a través de Eduardo Morán, llevó allí un final de etapa por el que las arcas provinciales pagaron 120.000 euros, mientras las ayudas a los deportes leoneses se retrasaron hasta casi asfixiarlos. En el inicio de la campaña, los socialistas organizaron un evento en Cistierna con Patxi López, sin duda uno de los miembros del PSOE con más tirón mediático.
Sen, cuestionado
Pese a ello, parece que la alcaldía de Cistierna puede estar en peligro para los socialistas, pues además del desgaste de Nicanor Sen (lleva ya 20 años siendo alcalde) la candidatura de Luis Mariano Santos, secretario general de UPL y procurador en Las Cortes, condicionará tanto el resultado como los futuros pactos, que todo hace indicar que pueden apear a Sen del poder en el caso de que no consiga la mayoría. Candidaturas renovadas en el resto de los partidos y algunas polémicas del actual regidor, que se pueden considerar prácticamente inevitables cuando uno ostenta el poder durante cinco mandatos, así como algunos proyectos anunciados y no concretos (un centro de turismo, la paralización del parque de bomberos, adjudicaciones a algunos familiares) hacen que el resultado de Sen en la capital de la montaña oriental leonesa esté más en entredicho que nunca.
UPL confía, además del crecimiento generado por Luis Mariano Santos en Cistierna, en mantener el poder en Crémenes, mejorar en Sabero y ganar en Riaño, donde parte del equipo del hasta alcalde por Ciudades, Fernando Moreno, se ha ido a la formación leonesista. El PP, por contra, confía en el nuevo cambio de color de Tomás Sierra, alcalde de Boca de Huérgano, y en los votos de los valles de Valdeón y Sajambre. Del previsible crecimiento de UPL, y de a costa de quién sea, depende el color del diputado provincial de este partido judicial.
Es una de las grandes incógnitas para despejar el acceso al poder en la Diputación. El resto, parece más bien previsible, ya que el PSOE confía que sus victorias que anuncian las encuestas, aunque no sean por mayoría, en los grandes municipios leoneses (León, Ponferrada, San Andrés, La Bañeza, Villablino, Bembibre...) le permitan mantener el poder en la institución provincial. En el caso del Bierzo, y a pesar de los incendios provocados por Morán y Cendón en las candidaturas socialistas de varias localidades importantes (Fabero, Cacabelos, Toral de los Vados, Benuza...) el reparto en cuanto a diputados puede seguir siendo de 4-3 para los socialistas.
‘Empate’ en el resto
Por lo que se refiere al resto, se espera también un reparto de 1-1 en el partido judicial de Astorga, uno para los populares en el de La Bañeza y otro en el de Sahagún (que todo hace indicar que puede ser Javier Santiago Vélez el expresidente popular... ¿y futuro presidente de la Diputación?) y quedaría la incógnita del inmenso partido judicial de León, que depende, contradictoriamente ya que la Diputación no tiene competencias en municipios de más de 20.000 habitantes, de lo que pase en la capital de la provincia, donde, también contradictoriamente, el PSOE se puede beneficiar de la previsible victoria de Diez y del posible desploma del PP, pese a que la dirección del partido ha hecho todo lo que ha estado en su mano por acabar con la carrera política del que, a fin de cuentas, es su candidato más fuerte.
A pesar de todo ello, lo que parece evidente es que, en el mejor de los escenarios posibles para el PSOE, repetiría los resultados de 2019, y eso le convertiría en el más votado pero necesitaría apoyos, que obviamente no iban a llegar desde Vox (formación que, según las encuestas, podría llegar al pleno de la institución provincial) ni de la UPL, que se considera traicionada por el incumplimiento de su pacto y la posterior espantada de Matías Llorente, que regresó, una vez más, a los brazos del PSOE. Esas son las principales esperanzas de los socialistas, para los que sería un varapalo tremendo perder el poder en la Diputación en solo una legislatura, después de haber tenido que esperar 24 años para conseguirlo, y que, pese a la torpeza y la lentitud que han caracterizado su gestión (por una mezcla de desidia propia y de las trabas que les han puesto los altos funcionarios) ha llegado a movilizar 32 millones de euros en el mes previo a las elecciones, así como la irregular puesta en marcha de los parques comarcales de bomberos que, en el caso de los pendientes (Cistierna y Astorga) porque no han sido capaces de rematar las obras pese a su extrema sencillez técnica, van a terminar costando un 50 % más de lo inicialmente presupuestado. De hecho, el mejor argumento del PSOE leonés para mantener el poder en Diputación dice mucho de su forma de hacer, tanto presente como futura: por suerte, la gestión de la Diputación no se vota. El próximo domingo se despejarán las dudas.