"La mejor tercera vacuna es la primera en los países pobres"

Gaspar Llamazares presenta este lunes en León un nuevo libro escrito con otros 2 autores, ‘Pandemonium’, una visión global de la pandemia

Fulgencio Fernández
22/11/2021
 Actualizado a 22/11/2021
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Lo fue todo en IU de Asturias primero y coordinador nacional después, brillante parlamentario y tertuliano, comprometido. En la actualidad Gaspar Llamazares ya no está en primera linea de la política pero sigue en el proyecto Actúa y, sobre todo, activo pues «la política cuando te atrapa es  una enfermedad incurable». Hijo de esta enfermedad es el libro ‘Pandemónium’ que hoy presenta en León (a las 19.30 horas en la Fundación Sierra Pambley), una tierra que no le es nada ajena, no solo por la cercanía con su Asturias sino porque aquí ha vivido temporadas, tiene mucha familia cercana y hasta pudo haber nacido en Villamanín, donde su padre era médico.

– ‘Pandemónium. Diario de pandemia y populismo’ está escrito a seis manos, con Gema González y Miguel Souto ¿Cómo se puede coordinar un trabajo así en plena pandemia?
–Venimos entrenados de un libro anterior, ‘Sanidad, ¿derecho o mercado?’, que era una defensa de la sanidad pública y hace tiempo que colaborábamos en artículos. Trabajar los tres juntos nos permitía ver distintos modelos sanitarios, pues Gema está en Bolivia, con lo que aporta una interesante perspectiva sico-social, cómo reaccionan las poblaciones a la política sanitaria, especialmente las indígenas; y Souto es un radiólogo cuya principal preocupación es las nuevas tecnologías y el impacto que tiene en el modelo sanitario. Y yo aporto la visión de política sanitaria. Muchas conversaciones, whatsaap, correos electrónicos... ponen el resto para mantener contacto aunque físicamente nos vemos poco.

–¿Porqué la pandemia?
– Nos parecía que había mucho relato de  parte pero faltaba un enfoque de política sanitaria y de política social, recordando lo que ya estaba en marcha antes y se acelera o se frena con la irrupción de la pandemia.

–¿Qué se aceleró y qué se frenó?
–Estaba en marcha una transformación del modelo médico-sanitario, de la medicina de los hospitales a una medicina casi de la responsabilidad individual, del couching; de la medicina tecnológica a la digital, y la pandemia aceleró algunas partes del modelo y frenó otras, pues se vino a decir que la medicina telemática había llegado para quedarse.

–¿Y no es así?
–A ver. Nosotros no rechazamos que sea necesaria una transformación tecnológica pero le vemos muchos riesgos;el primero de ellos es la situación de desamparo que está viviendo una parte importante de la población que tiene una brecha digital importante y para los que la medicina de relación personal, la tradicional, se va retirando. Un poco lo que ocurre con el modelo bancario, que se retira un modelo cuando aún no hay una alternativa. Ese vacío es un gran riesgo para el sistema sanitario, sobre todo para el sistema sanitario público.

–¿Cuál ha sido el caldo de cultivo de la pandemia, de dónde viene?
–La pandemia estaba en el ambiente, lo que se ha llamado el cisne gris, porque es tan probable que llegue como incapaces somos los seres humanos de prevenirla. Y ese cisne gris del que se hablaba en los congresos de la OMS finalmente apareció y nos sorprendió;aunque hubo unos antecedentes,  la del SARS y la del MERS, que quedaron en nada, salvo en determinados países del sudoeste asiático y por ello han estado más prevenidos frente a la pandemia pues tenían una experiencia previa que en Occidente no conocimos.  

– ¿Hubo exceso de confianza? ¿Se creyó que se iba a controlar?
–Esos antecedentes que he dicho ‘abonaron’ un exceso de confianza tecnológica; nos creímos países desarrollados, con una sanidad pública fuerte y no nos iba a pasar nada. Era una pandemia vírica más, como tantas desde la Edad Media y sólo debía preocupar a los países empobrecidos.    

–¿A reaccionamos tarde.
–Claro.No solo nosotros como país, reaccionó tarde la OMS y otros organismos internacionales. Ese exceso de confianza nos llevó a una reacción localista cuando la reacción debería haber sido global, como es global la pandemia. La OMS se ha convertido en una especie de Vaticano que nos dice lo que debemos y no debemos hacer, y poco más. La respuesta país a país nos ha debilitado.

–¿Y qué papel ha tenido la política?
–Fundamental, para mal. Nos ha debilitado mucho la deriva política de los últimos tiempos, la deriva populista, que ha impedido una gobernanza o una respuesta global. Si la respuesta es que la pandemia es de mi vecino, es un virus comunista o que viene de China y forma parte de la geoestrategia del nuevo orden internacional y el pulso de las dos grandes potencias... pues mal vamos pues las posibilidades de respuesta colaborativa o global cada vez son menos.  

–Habla mucho en el libro del neoliberalismo.
– El modelo de globalización neoliberal produjo el estrangulamiento inicial de la cadena de suministros de tal manera que durante semanas no pudimos acceder a los productos sanitarios o a las tecnologías, como los respiradores automáticos, pues los acapararaon algunos países, seguidores del modelo de globalización neoliberal.

–¿Y las vacunas?
–Estamos en el mismo escenario apuntado. Ahora estamos inmersos en la tercera dosis y llegaremos a la cuarta, aunque nada demuestra que tengamos una menor inmunidad, pero hay una evidente resistencia a reconocer que o damos una respuesta global o no salimos del bucle. La más importante tercera dosis es la primera, para los que no han tenido acceso a ella; es decir, los países empobrecidos. Y si no les llega la vacuna a ellos los demás vamos a estar expuestos a nuevos brotes epidémicos, por mucha vacunación que tengamos en los países ricos.

– ¿Llegará esta vacunación para los países empobrecidos?
–Parece que los organismos internacionales han acordado que a mediados del próximo año habrá un 50% de vacunación en los países empobrecidos, pero a este ritmo no llegamos ni a finales del próximo año con una vacunación media global.

–¿Se mostró Europa prepotente?
–Seguro. Con una autocomplacencia peligrosa e, incluso, con un inapropiado lenguaje de guerra: Voy a derrotar al virus, estoy aislando al virus, vamos a cercar al virus... Estás planteando una hipótesis imposible de cumplir pues la ecología humana ya tiene claro que el virus va a seguir viviendo con nosotros. Como mucho debemos aspirar a controlarlo, haciendo un discurso más sobre la pandemia que sobre el virus.

–Ese discurso de «vamos a derrotar» presuponía una unión y que íbamos a salir más fuertes, que se ha repetido hasta la saciedad ¿Vamos a salir más fuertes?
–Ese mantra no es real. No podemos salir más fuertes si no aprendemos las lecciones, como se comprueba al ver a las Comunidades Autónomas recortando personal sanitario como si no hubiera un mañana; y al Gobierno aprobando un fondo para la medicina digital, cuando la pandemia ha puesto en evidencia que la respuesta es la salud pública y la salud comunitaria, ¿nos echamos en manos de una medicina tecnológica?, que es importante, pero sin olvidarnos cómo funciona mejor la medicina de familia, la salud pública o la salud laboral, que han sido las grandes olvidadas ¿Cómo vamos a salir más fuertes haciendo lo mismo?

–¿Una Ley de pandemias?
–Se nos olvida que en España ya existe desde 2011, pero el PP no la quiso desarrollar, la paralizó. Habría que ponerla en marcha, crear la Agencia de Salud Pública Estatal, pero el Gobierno la somete a consulta pública, ¿para qué? para darle largas, que es darle largas a las lecciones de la pandemia y caer en manos del mercado sanitario.

–¿Se nos ha ocultado algo?
–Se nos ha ocultado que no estamos ante una pandemia sino ante una sindemia, que no es igual para todos y particularmente grave para quienes sufren enfermedades crónicas, desigualdades y particularmente en mayores. Pero frente a ello está el discurso de guerra y dos relatos, el de la extrema derecha, tan falso como sólido, hablando del control por parte de las castas a la población, con los estados de alarma, la vacuna... Y otro relato fuerte es el del dogma epidemiológico, que ante cualquier contratiempo hay que cerrarlo todo. Hacer creer que todas las respuestas son tibias, lo que trasmite mucha inseguridad, confusión, por eso hemos llamado pandemónium al libro, por esa ceremonia de la confusión, que está regresando ahora mismo. Pasamos del miedo a la negación, con la nueva normalidad, y ahora nos llega el cansancio, un cierto agotamiento.

– ¿Tiene algún aspecto positivo está pandemia?
–Sí. La Sanidad Pública que ha respondido por encima de sus posibilidades y de sus recortes;particularmente el sobresaliente de la vacunación. Creo que España está entre los países con un aprobado por encima de la media europea, ahora estamos viendo que Europa está recibiendo una cura de humildad.
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